viernes, 16 de mayo de 2025

Iglesia de San Florián, Cracovia, Polonia.










Basílica de San Florián, Cracovia

La Basílica de San Florián (Bazylika św. Floriana) es un templo católico histórico en Cracovia, Polonia. Se ubica en la cabecera de la calle Matejki, en la plaza Jan Matejko, frente al Monumento de la Batalla de Grunwalden.wikipedia.orgen.wikipedia.org. Marca el extremo norte del casco antiguo (antiguo Kleparz) y señala el inicio del tradicional «Camino Real» hacia Wawelen.wikipedia.org. Por su importancia histórica y arquitectónica, forma parte del conjunto protegido como Patrimonio de la Humanidad de la Ciudad Vieja de Cracovia.

Historia

La tradición vincula la fundación de la iglesia de San Florián al año 1184. Cuenta la leyenda que al traer las reliquias del mártir San Florián desde Roma, los bueyes que las transportaban se negaron a avanzar al llegar a este lugar, señalando que allí debía erigirse una iglesia dedicada al santo patrón de los bomberos y protector contra incendios. El primer templo construido fue de estilo románico, consagrado en el siglo XIII por el obispo Wincenty Kadłubek (posiblemente en 1216). Desde el principio se elevó a la categoría de colegiata bajo el patrocinio de los príncipes y luego de los reyes de Polonia. En 1366 el rey Casimiro III el Grande fundó la ciudad extramuros de Kleparz (también llamada Florencja en su honor) alrededor de esta iglesia, manteniéndola como centro religioso de la zona.

A lo largo de su historia medieval, el templo fue incendiado y reconstruido varias veces: sufrió asaltos tártaros en los siglos XIII y XIV y un incendio mayor en 1306 durante el reinado de Władysław Łokietek. En 1528, un gran incendio consumió buena parte de Kleparz y la ciudad de Cracovia, pero milagrosamente la iglesia –que contenía las reliquias de San Florián– no se quemó. Este hecho alimentó aún más el culto al santo como protector contra el fuego. Más tarde, durante la guerra sueca (alrededor de 1655–1656), los suecos incendiaron los suburbios de Cracovia, dañando gravemente la iglesia. Tras estas destrucciones, en los años 1657–1684 bajo la dirección del prelado Wojciech Papenkowicz –un profesor de teología y rector de la Academia de Cracovia– se llevó a cabo una reconstrucción total en estilo barroco.

A fines del siglo XVIII se añadieron dos capillas en la fachada occidental (de la Santa Cruz y de la Virgen de los Dolores) durante la prepositura de Antoni Krząnowski (1755–1779). En los primeros años del siglo XX (1902-1914) se realizó una restauración integral del templo, dirigida por los arquitectos Józef Kryłowski (arquitectura) y Franciszek Mączyński (interior), que añadió dos pares de capillas en la nave longitudinal y limpió la fachada de la decoración barroca excesiva.

Fechas relevantes:

  • 1184: Fundación del primer templo en el lugar, al traer las reliquias de San Florián.
  • 1216 (o 1226): Consagración del templo (por Wincenty Kadłubek).
  • 1655–1656: Incendios suecos; destrucción parcial del edificio.
  • 1657–1684: Reconstrucción barroca (nuevo edificio actual).
  • 1755–1779: Adición de capillas y retablos, reformas barrocas posteriores.
  • 1902–1914: Restauración modernista general (Kryłowski y Mączyński).
  • 17 de sep. 1949–1951: Karol Wojtyła (futuro Papa Juan Pablo II) sirvió como párroco aquí. En 1999, el Papa Juan Pablo II elevó la iglesia al rango de basílica menor.

Arquitectura y estilo

La basílica actual es un edificio barroco de tres naves, con crucero marcado y cabecera poligonal. Conserva elementos góticos en el presbiterio, vestigio de la edificación anterior. Exteriormente destaca la fachada barroca de doble torre, con frontón triangular en el centro y dos torres cuadradas rematadas por cúpulas con linternas. En el flanco izquierdo de la fachada principal hay una portada renacentista del siglo XVII, incorporada en la reforma. El tejado es a dos aguas sobre la nave central y poligonal en la cabecera.

La basílica se construyó siguiendo modelos centroeuropeos del Barroco tardío. Su interior está ricamente decorado con yeserías y estucos rococós (por ejemplo, el retablo mayor está enmarcado en un arbotante con hojarasca dorada). La ornamentación interior se realizó en varias fases entre fines del XVII y XVIII: el presbiterio, de planta poligonal, conserva cuadros en las bóvedas y en las capillas laterales, así como las stalls (sillerías canónicas) de madera labrada de estilo barroco tardío con pinturas en relieve de mediados del siglo XVIII. Las naves laterales abovedadas alojan capillas cuadradas cuadrangulares (dos a cada lado) adosadas a la nave central. Entre ellas destacan la capilla de San Juan Cantius (norte) y la capilla de Santa Ana (sur), levantadas en el siglo XV y dedicadas originalmente al Santo Entierro y después a San Juan Bautista. Otras capillas laterales barrocas incluyen las de la Santa Cruz y la Virgen de los Dolores, agregadas en el siglo XVIII.

El retablo mayor barroco del siglo XVII, dorado y columnario, alberga en su centro un cuadro de San Florián con una escena de la ciudad antigua de Kleparz al fondo. Ocho esculturas doradas de ángeles flanquean este retablo. A los lados del presbiterio se ven además imágenes de santos polacos, completando la decoración. El templo conserva también un púlpito de madera tallada, diversos confesionarios barrocos y un piso de mármol cuadriculado. En las paredes interiores hay placas conmemorativas de personajes vinculados a la basílica (por ejemplo, un busto de Juan Pablo II sobre la puerta lateral).

Interior y capillas laterales

La basílica conserva en total siete retablos barrocos además del principal. Entre los altares secundarios destacan: el altar de la Virgen Dolorosa, el del Santísimo Sacramento, el de san José y el de san Jorge. Cada altar está ricamente trabajado en mármoles y maderas doradas. En la capilla gótica de Santa Ana (sur) hay un relieve gótico del siglo XV con figuras de san Juan Bautista y ángeles, procedente de un antiguo retablo atribuido al taller de Hans Suess de Kulmbach. En la capilla de San Juan Cantius (norte) se venera hoy una estatua del santo polaco del siglo XX.

El retablo mayor contiene el óleo de San Florián con casco y coraza romana, obra barroca de finales del XVII; se cree que lo pintó Jan Trycjusz, pintor de la corte de Juan III Sobieski. Sobre el retablo principal cuelga un monumental crucifijo barroco. A los pies del altar mayor se encuentran los stalls del coro de canónigos, con surescos y pinturas de 1735. El artesonado de yeserías rococós cubre las bóvedas del presbiterio y las capillas, obra del escultor Wojciech Rojowski (1761).

Dentro del templo se guardan reliquias muy valiosas. En la sacristía o tesoro se exhibe un relicario gótico en forma de torre-castillo miniatura, tomado como botín de guerra en la Batalla de Grunwald (1410) y donado aquí por el rey Ladislao IV Jagellón. También hay reliquias de san Florián y de otros mártires. En una esquina del presbiterio se conserva el monumental sepulcro de granito del arzobispo Andrzej Trzebnicki (fallecido 1679), mecenas de la reconstrucción barroca de la basílica.

Leyendas y anécdotas

La leyenda fundacional del templo se ha transmitido como curiosidad popular: San Florián, mártir de la época romana, fue traído en reliquias a Cracovia. Al parecer, el carro con los restos del santo detuvo su marcha inexplicablemente en el lugar donde hoy está la basílica, interpretándose como señal divina para edificar el templo allí. Desde entonces el culto a San Florián —patrono de los bomberos— creció intensamente en toda Polonia.

Otra anécdota famosa es la supervivencia al gran incendio de 1528. Los crónicas cuentan que la ciudad fue arrasada por llamas, pero el fuego se detuvo misteriosamente al llegar a esta iglesia, salvando así las reliquias del santo. Se lo atribuía a la protección especial de San Florián.

La basílica tiene además vínculos con reyes y papas. Por ella pasaba la ruta de coronación de los reyes polacos: el rector de la Academia de Cracovia saludaba al nuevo monarca aquí antes de que entrara a Wawel. También fue iglesia de corte para algunos funerales reales. En siglos recientes destaca que en 1949–1951 sirvió de párroco el entonces padre Karol Wojtyła (futuro Papa Juan Pablo II). Sobre la fachada lateral se colocó una placa de bronce con su busto, recordando que “en esta casa vivió” el sacerdote Wojtyła en esos años. Finalmente, en 1999 Juan Pablo II, ya como Papa, le otorgó el título de basílica menor a la iglesia.

Como curiosidad adicional, la basílica es uno de los pocos lugares de Cracovia dedicados a tres santos: además de San Florián, en ella se veneran San Juan Cantius (patrono de la ciudad) y, desde el siglo XIX, San Valentín (patrono de los enamorados).

En resumen, la Basílica de San Florián es una joya barroca con más de ocho siglos de historia. A través de múltiples reconstrucciones conserva detalles románicos y góticos (como la cabecera original y el relieve de Santa Ana), pero impresiona sobre todo por su monumentalidad barroca dorada. Todo ello unido a su rico patrimonio artístico (retablos, esculturas y reliquias) y sus tradiciones la convierten en un hito clave de Cracovia y de la historia religiosa polaca.

Fuentes: Información basada en la documentación oficial de la basílica, guías turísticas y trabajos de historia local, así como en referencias arquitectónicas sobre iglesias históricas polacas. Los textos citados provienen de la página de la basílica y de fuentes reconocidas (guía Krakow.travel, enciclopedias), adaptados al español con preservación de los datos esenciales. Cada sección incluye las citas originales correspondientes.


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