El hotel es un convento
ubicado en un envidiable emplazamiento en la Hoz del Huécar, un compendio de
escarpadas paredes y frondosa vegetación a las afueras de la ciudad, mirando
hacia las mágicas casas colgadas. Son encantadores el claustro acristalado y la
antigua capilla, hoy convertida en acogedora cafetería, y la preciosa
panorámica de la ciudad que se divisa desde algunas de las habitaciones superiores.
Sobre un promontorio
asomado al río Húecar aparece, casi suspendido, el convento de San Pablo uno de
los monumentos más queridos de la ciudad por su extraordinario emplazamiento y
por su activa vida cultural. Tan lejos y tan cerca de Cuenca hay que cruzar una
impresionante pasarela para llegar a él.
EL
EDIFICIO
Sobre los restos de un
pequeño monasterio en un risco frente a la ciudad, el canónigo Juan del Pozo
mandó construir en 1523 el convento de San Pablo, parador de turismo desde
1993. Para él eligió a dos de los arquitectos más importantes de la ciudad, Juany Pedro de Albiz, que construyeron en un bello estilo tardogótico dos
edificaciones: el convento y la iglesia a él adosada. Por desgracia, las
sucesivas alteraciones no nos permiten ver el aspecto original gótico
plateresco del edificio donde todavía está muy presente en anagramas y escudos
los emblemas de su fundador, uno de los hombres más importantes del
renacimiento conquense. Del original sobrevivieron el refectorio (hoy comedor
del parador), el claustro y la iglesia; aunque la que dicen era una hermosísima
fachada de gótico isabelino de 1525 fue sustituida por la actual del siglo
XVIII en un estilo churrigueresco-rococó con dos cuerpos donde sí se puede
distinguir el perro, símbolo de los dominicos, la orden a quien se confió el
convento. Como otros muchos fue desamortizado en el siglo XIX empleándose en
diversas funciones como hospital o centro educativo.
Parador de Cuenca y Puente de San Pablo.
Parador de Cuenca y Puente de San Pablo.
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