La muralla de Ávila es
una cerca militar románica que rodea el casco antiguo de la ciudad española de
Ávila, capital de la provincia homónima, en la comunidad autónoma de Castilla y
León.
En la actualidad, el
casco antiguo, la muralla y las iglesias situadas extramuros han sido
declaradas Patrimonio de la Humanidad. Las murallas son el símbolo universal y
monumento más destacado que acoge la ciudad de Ávila. Su importancia se deriva
por ser el recinto amurallado medieval mejor conservado de España y probablemente
de toda Europa.
Las murallas son un
factor activo muy importante en la conformación del urbanismo de la ciudad e
históricamente han participado en la distribución del espacio urbano entre los
diversos grupos sociales que han habitado Ávila. La muralla representaba la
separación entre el «espacio salvaje» y el «civilizado». El campo, la tierra
llana, vivían los campesinos que era la clase social más baja que mantenían a
la ciudad. Sobre el campesinado recaía el 80 % de los costes de las infraestructuras
urbanas, incluida la muralla cuyo mantenimiento reciba el nombre de el reparo
de los muros. Según la tradición la dirección de la construcción de la muralla
recayó en los dos maestres de geometría, el romano Casandro y el francés Florín
de Pituenga. El estudio de la estructura defensiva señala que se trata de una
construcción afín, en su morfología y poliorcética (arte de construcción de
murallas y castillos) a las murallas del ámbito andalusí.
El carácter militar de
la muralla es eminentemente defensivo y se mantuvo aún con las reformas
realizadas en el siglo XIV que la reforzaron.
Es propiedad del Estado
español y está gestionada por el Ayuntamiento de Ávila. Algunos tramos, los que
coinciden con algunos edificios como palacios e iglesias (entre ellas la
catedral) son privados.
La muralla tiene un
perímetro de 2516 metros, 2500 almenas, 87 cubos o torreones y 9 puertas. Ocupa
una superficie de 33 hectáreas y conforma un rectángulo orientado de este a
oeste. Sus muros tienen 3 metros de grosor y 12 de altura. Para su trazado se
aprovecharon los desniveles del terreno y no se construyeron ni taludes ni
contrafuertes
Existe una poterna,
cegada, en la zona del Alcázar (hoy desaparecido). También hay un portillo
cegado en la zona de muralla correspondiente al palacio de los Dávila, el
llamado Portillo del Obispo que unía la catedral con el barrio donde vivan los
clérigos y cerrado en 1518 por una serie de escándalos y alborotos.
De las nueve puertas
mencionadas, las dos más notables por sus defensas son la del Alcázar y la de
San Vicente. Ambas están situadas en el lienzo este, sobre terreno llano, y por
tratarse de la zona de más fácil acceso y por tanto más expuesta al ataque es
la mejor fortificada del recinto.
Para su construcción se
reaprovecharon materiales procedentes de la necrópolis romana, construcciones
civiles así como de las viejas murallas romana y visigótica. La piedra es
granito gris y negro, dependiendo del origen de la misma. También se utilizó el
ladrillo, el mortero y la cal.
Aunque desde la
conquista romana de la ciudad existiera una muralla o cerca, la actual muralla
data de la segunda mitad del siglo XII. Esta cronología está basada en su
morfología y en diferente documentación.1 La muralla romana debía de ser de un
perímetro inferior, esto está basado en que las murallas de León tenían un
perímetro de 1700 m y esa ciudad era más importante que Ávila. De todas formas
Rodríguez Almeida demostró, entre otras cosas, la existencia de dos sectores
originales de la muralla romana primitiva, encajadas en el cuerpo de la muralla
construida en la Edad Media en el Arco de San Vicente.
Las puertas y elementos
relevantes.
La muralla tiene nueve
puertas, llamadas coloquialmente arcos:
• La Puerta del Alcázar
o del Mercado Grande, donde tuvo lugar el destronamiento figurado del rey
Enrique IV de Castilla, episodio conocido como la Farsa de Ávila.
• La Puerta de la
Catedral, de los Leales o del Peso de la Harina, abierta en el siglo XVI.
• La Puerta de San
Vicente.
• El Arco del Mariscal,
recibe ese nombre en recuerdo de Álvaro Dávila, Mariscal de rey Juan II de
Castilla, que subvencionó su construcción.
• El Arco del Carmen o
de la cárcel, se abre entre dos torreones de sección cuadrada. Fue restaurado
en los siglos XIV y XVI.
• La Puerta de la Mala
Dicha, de la mala Ventura o popularmente arco de los Gitanos, por la que se
accedía al barrio judío.
• La Puerta de la Santa
o de Montenegro, por la que se accede a la casa de Santa Teresa.
• La Puerta del Rastro
de Grajal o de la Estrella, que posee un arco del siglo XVI.
• La puerta del Puente,
restaurada en los siglos XV y XVII.
En cada una de las
nueve puertas de la muralla hay uno o varios palacios a los que estaba
encomendada la defensa de cada puerta. Estas casas fueron construidas entre los
siglos XV y XVI.
Puerta del Alcázar.
Es el elemento más
solemne de toda la muralla. La puerta de conforma con dos grandes torreones
unidos por un puente (elemento este singular y único entre las murallas
europeas) que refuerza la defensa del acceso. Bajo el puente hay una serie de
mensurones que sirvieron para apoyar un cadalso de madera o alguna pieza de la
estructura del puente levadizo. Aunque hoy en día desaparecidos, contaba con un
foso y una barbacana (pequeño muro que servía para evitar que las máquinas de
asalto pudieran llegar a la muralla).
En la restauración de
1907, realizada por Repullés, se le dotó de almenas, imitando la puerta de San
Vicente, aunque no existe documentación sino sólo algunas referencias que
avalen que esta puerta contara con ellas en el pasado.1
Puerta de San Vicente.
Muy similar a la Puerta
del Alcázar está ubicada sobre la muralla romana. Las excavaciones
arqueológicas efectuadas a su alrededor han dado testimonio de la existencia de
una convivencia indígena y romana ya que en uno de los lados de la puerta,
tallado en la roca madre, se ha hallado un verraco de piedra que forma parte de
los restos de la muralla romana.
Cimorro de la catedral.
La catedral de Ávila se
construyó entre los años 1160 y 1180 cuando se estaba construyendo la muralla.
Su ábside, llamado en Ávila cimorro, quedó entestado en la propia muralla
siendo un elemento más del conjunto defensivo (está considerado el más fuerte).
La parte externa del cimorro fue dotada de un forro que aumentó su carácter
bélico a finales del siglo XIV ocultando los absidiolos.
El cimorro posee un
pasillo de ronda sobre un matacán corrido defendido por grandes almenas. Sobre
esta se sitúan dos barreras almenadas más. El propio templo está integrado como
un elemento más de la defensa contando con muchos elementos militares en él.
La tradición dice que
fue desde este lugar en donde se mostró a Alfonso VII, cuando era niño, a su
padrastro, Alfonso el Batallador rey de Aragón y que los abulenses no se fiaban
de él. El rey, molesto por la desconfianza mostrada, ordenó ejecutar a sesenta
rehenes. Este es el origen de la leyenda de Las Hervencias.
Torreón del Alcázar.
Es un resto del alcázar
(fue demolido entre los años 1927 y 1930). Fue restaurada en 1907 por Repullés
con un criterio muy discutido. Este torreón junto con el de la Esquina pudieron
disponer de capiteles emplomados en el siglo XIV haciéndolas más altas que en
la actualidad y dando satisfacción al representante del poder real que habitaba
en el alcázar.1
Torre de la Esquina o
del Baluarte.
También perteneció al
alcázar y era el lugar de vigilancia sobre el valle de Amblés. En la base del
cubo se puede ver, a unos cinco metros de altura, una estela funeraria romana
que está considerada como de las primeras piedras de la ciudad.
Lienzos y cubos de San
Vicente.
En este tramo es donde
los paños de la construcción defensiva tiene mayor altura, unos 15 metros, al
haber sido levantados hasta la altura de los cubos en el siglo IV. En este
tramo hay numerosos restos romanos embutidos en los muros.
Los lienzos son aquí
más largos que en el resto de la construcción. Para mitigar la pérdida
defensiva que esto pudiera significar a mitad de cada lienzo se situaron
matacanes. En esta parte la muralla traza una curva que todavía no tiene una
explicación satisfactoria. Se cree que es debido a que en este lugar se hallaba
la necrópolis romana.
Historia.
Se inició su
construcción a finales del siglo XI a instancias del rey Alfonso VI de León, el
cual encargó al conde Raimundo de Borgoña, marido de su hija la infanta doña
Urraca, repoblar los territorios llamados «de nadie» y fortificar las ciudades
de Ávila, Segovia, y Salamanca. Casandro Romano y Florín de Pituenga se
ocuparon de la dirección de las obras que, según la historiografía tradicional,
duraron nueve años, de 1090 a 1099. En 1596, el rey Felipe II de España realizó
obras de restauración en la muralla.
Tan escasa duración de
las obras no resulta, no obstante, creíble y numerosos investigadores han
postulado diversas teorías sobre una edificación anterior, probablemente el
trazado de un campamento militar romano, con el cual coincide en forma y
proporciones; en cualquier caso, la muralla romana original tendría un
perímetro inferior al actual, dado que la capital del centro y noroeste
peninsular era León, con una muralla de 1780 m, y en consecuencia la de Ávila
no sería mayor. En apoyo de esta tesis se citan las numerosas piezas
reutilizadas que proceden de un cementerio romano, en el lienzo -parte exterior
que comprende el volumen de la muralla- del lado este: lápidas, cistas y cupas,
así como otros hallazgos de las últimas excavaciones. Rodríguez Almeida ya
demostró, entre otras evidencias, la existencia de dos torres originales de la
primitiva muralla romana, empotradas en el cuerpo de la muralla actual,
levantadas por los repobladores medievales en el Arco de San Vicente.
En el siglo XIV se
llevaron a cabo reformas encaminadas a aumentar la eficacia defensiva de los
muros. Se arreglaron las puertas y se levantaron los lienzos de algunos lugares
hasta la altura de las torres (alcanzando los 15 metros). También se construyó
(en la parte de la calle de San Segundo) una segunda barrera de menor tamaño que
hacía las veces de barbacana en la cual se dispusieron troneras para armas de
fuego.
En 1591 se construyeron
las nuevas carnicerías entre cubos de la parte sur, al lado del cimorro de la
catedral. Unos años antes, en 1548 se ordenó cerrar el Portilo del Obispo por
diversos alborotos ocurridos pero poco después se construyó una nueva puerta a
su lado.
En la parte de la
muralla que coincide con el Palacio Episcopal (compuesto por dos palacios, el
de Navamorcuende y el de Villatoro) carece de adarve (Camino situado en lo alto
de una muralla, detrás de las almenas) ya que vaciaron el muro y recrecieron el
lienzo. Se abrieron varias ventanas en este último que en 1507 se tapiaron por
orden de la reina Juana I de Castilla. Años más tarde, en 1542 el señor de
Villafranca, como revancha, abrió una nueva ventana en la que reza la leyenda
Donde una puerta se cierra otra se abre y, sobre la puerta del Rastro, abrió un
bonito mirador.
Las murallas han
sufrido varias modificaciones a lo largo de su historia. De los trabajos de
mantenimiento rutinarios que se cubrían con el reparo de los muros a los
trabajos de restauración que se emprendieron a principios del siglo XX. En 1907
bajo la dirección de Repullés se llevaron a cabo varios trabajos que cambiaron
la fisonomía de algunos puntos del monumento. No fue hasta 1982 cuando se pudo
dejar la muralla libre de casas adosadas.
En el siglo XIX se
proyectó el derruir los muros para facilitar el esparcimiento de la ciudad y la
relación entre los barrios exteriores e interiores. La crisis económica que
surgió en ese periodo impidió que el proyecto se ejecutase. El 24 de marzo de
1884 se declaró a Ávila Monumento Nacional con lo que las murallas quedaron
protegidas para siempre. El 15 de diciembre de 1982 Ávila fue declarada
Conjunto Histórico Artístico y en 1985 Patrimonio de la Humanidad.
Visitas
Las murallas son el
monumento más relevante de la ciudad. Se puede acceder a buena parte de ella,
1400 m de su longitud, y recorrer su adarve.
Hay cuatro puntos de
acceso, Casa de las Carnicerías (cerca de la catedral), el Arco del Carmen (en
la plaza de Ronda Vieja, cerca del Archivo Histórico, la puerta del Puente y la
puerta del Alcázar en plaza de Adolfo Suárez (antes plaza de Calvo Sotelo). Si
se accede por la primera es posible realizar un recorrido saliendo por el
segundo o el tercero. En el otro tramo hay que entrar y salir por el mismo
punto, la puerta del Alcázar. La misma entrada permite hacer ambos recorridos.
Desde su ronda se
contempla una extraordinaria vista de Ávila, tanto intra como extramuros. Con
muchos de los monumentos relevantes, así como vistas sobre la [sierra de
Ávila], la sierra de la Paramera, [La Serrota] y el [valle de Amblés].
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