La catedral de Cuenca
es uno de los edificios más particulares de la Edad Media española y mucho se
ha escrito acerca de ella para explicar su presencia en estas tierras ásperas
de la Castilla Meridional.
Cuenca fue conquistada
por Alfonso VIII de Castilla en el año 1177. A continuación la Mezquita fue
cristianizada como era habitual hasta que se pudieran acometer las obras de un
templo ex-novo de tipología cristiana. Esto debió suceder entre diez o veinte
años después.
En 1208 se había
consagrado el Altar Mayor por lo que la cabecera debió estar construida
completamente para esa fecha.
Tradicionalmente, y
como sucede con otros edificios un tanto exóticos y foráneos construidos en
Castilla en aquella época (por ejemplo la fachada de Santo Domingo de Soria) se
ha vinculado con la esposa del monarca, Leonor Plantagenet.
Como tradicionalmente
se ha adscrito la Catedral de Cuenca a la corriente franconormanda, o más acertadammente
de la Île-de-France,
de la segunda mitad del siglo XII, se piensa que la reina Leonor inducuría que
en ella participaran arquitectos del norte de Francia, que conocían lo que se
realizaba en Laon.
El caso es que se trata
de un edificio que, salvo peculiaridades y simplificaciones, se puede incluir
en la categoría de Primer Gótico francés, es decir, perteneciente a esa
corriente del siglo XII previa al gótico clásico y que tiene sus mejores
exponentes en catedrales francesas como Laon, Soissons y París.
La iglesia original
debió tener una cabecera de cinco ábsides escalonados, siendo el central muy
desarrollado, aunque esta parte, como veremos, sufrió una importante
transformación en el siglo XV.
Esta cabecera se unía a
un transepto bastante prolongado y un cuerpo de tres naves.
En el crucero, se
levantó una bóveda octopartita que sirve de apoyo a la gran torre del Ángel.
Ésta es de base cuadrada en su primer tramo y octogonal en el superior.
Exterior de la catedral
No es mucho lo que se
aprecia de la catedral de Cuenca en su vertiente exterior ya que se encuentra
agobiada por distintas construcciones, además de haber sufrido bastantes
transformaciones.
Lo más notorio es la
gran fachada principal neogótica construida por Vicente Lampérez a comienzos de
siglo XX (1910). Esta fachada había llegado a comienzos del siglo XX con
elementos originales de época gótica y otros barrocos del siglo XVIII. Sea como
fuera, en 1902 se derrumbó la torre del Giraldo y se llevó por delante parte de
esta fachada (además de algunas vidas). Así surgió el proyecto para realizar un
nuevo cerramiento de las naves. Lampérez se ocupó de la obra que también quedó
inacabada, extremo que se aprecia en las torres inconclusas y en una serie de
motivos ornamentales no rematados completamente.
Esta espectacular
fachada, según su autor, pretendió reproducir la original. Tiene tres puertas
de arco apuntado y por encima un piso con arcos apuntados y en medio un rosetón
que imita completamente el del hastial norte del transepto. El remate está
protagonizado por una galería porticada.
Otro elemento
importante que se aprecia es el aspecto exterior de la Torre del Ángel que
muestra en el exterior dos cuerpos superpuestos. El primero sólo se anima con
un ventanal bíforo en cada cara con su respectivo mainel con columnilla. El
piso superior muestra cuatro arcos apuntados muy rasgados en cada una de las
caras.
De las naves, lo que
mejor se puede contemplar son los muros correspondientes a los tramos de los
pies del muro norte.
Los ventanales de las
naves laterales son óculos circulares con tracerías polilobuladas. Por su parte
los vanos de la nave central también son circulares y no tienen tracerías.
Éstos últimos sólo llevan una especia de guardapolvos de arco ojival con
decoración floran y rostros humanos en sus arranques. Entre medias se aprecia
perfectamente la estructura de arbotantes.
Interior de la catedral
de Cuenca
El interior de la
catedral es, con mucho, lo más importante e interesante del templo.
Como en tantas
catedrales españolas el coro se ubica en medio de la nave principal lo que
impide una visión de conjunto del templo desde los pies.
Girola del siglo XVLa
cabecera, primera parte de la construcción, sólo conserva de los siglos
XII-XIII el ábside central, pues los laterales fueron eliminados en el siglo XV
para construir una doble girola ya con la arquitectura y la estética propia del
gótico final (bóvedas estrelladas) pero inspirada en la girola de la seo de
Toledo.
Esta girola de dos
naves se construyó alternando tramos cuadrados y triangulares (no
trapezoidales) como sucede el catedral de Toledo. Los pilares llevan multitud
de finísimas columnillas sin apenas capitel que se prolongan en innumerables
nervios para formar la citada bóveda estrellada.
Bóvedas sexpartitas de
la capilla principalEsta alteración hace mucho más espacioso el templo creando
una cabecera hipertrofiada en comparación con la moderada superficie de las
naves.
Mucho más interesante
es el ábside central que se ha conservado. Tiene planta poligonal de siete
lados y muestra un alzado con un primer piso de arcos muy apuntados
(característica de toda la iglesia) con un segundo nivel de claristorio con
ventanales de medio punto. El abovedamiento de esta capilla se lleva a cabo con
sexpartitas, típica cubrición del primer gótico.
Los apoyos de los
nervios son grandes pilares cilíndricos encapitelados y otros mucho más estrechos
fasciculados con columnillas. Esta alternancia de apoyos y que ha extrañado a
muchos es consecuencia de que en las bóvedas sexpartitas el apoyo que recibe el
arco perpiaño soporta menos peso que los que recogen los cruceros por lo que es
normal que sean más anchos (de hecho esto se da algunas catedrales góticas
francesas como Sens o Bourges).
Las bóvedas sexpartitas
también se extienden a otros lugares del templo, como el transepto y los dos
primeros tramos de la nave central.
A partir de este punto,
las bóvedas se convierten e cuatripartitas, adquiriendo una tipología más
clásica.
Hay que citar que los
arcos empleados en la obra inicial de los siglos XII y XIII son muy apuntados
(de cuatro centros) y que llevan decoración zigzagueada típica de la arquitectura
atlántica aunque también muy presente en el tardorrománico español. Por su
parte los capiteles son vegetales con cestas bastante limpias y crochets y
cogollos muy salientes.
Otra de las
características más curiosas y mencionadas de la catedral de Cuenca es,
precisamente, el alzado de esta nave central. El primer nivel es el de los
arcos formeros como es preceptivo. Más arriba parece que se tuvo que improvisar
la "fusión" del nivel del triforio y el claristorio, de tal manera
que si bien se abrieron óculos circulares en el muro para dejar entrar la luz,
delante se creó una grácil estructura de doble arco trilobulado, tracería
circular envuelta por otro arco apuntado. Esta extraña estructura parece ser
una solución de compromiso entre un triforio convencional pero que al mismo
tiempo fuera piso de ventanas y ambas estructuras no debían molestarse la una a
la otra.
Otro elemento curioso
es que esta estructura tiene figuras de ángeles en la base del parteluz. Estos
ángeles aluden a distintas virtudes.
Capilla de los
Apóstoles.
Es una capilla de gran tamaño, pues ocupa la superficie de dos tramos
de la nave. Fue realizada en el año 1528 por los maestros canteros Juan de
Alviz (*Alviz-Vizcaya †Cuenca ca.1530) y Antonio Flórez en estilo renacentista
con elementos del gótico tardío. Fundada por el chantre García de Villarreal.
La portada realizada en
1527 por Francisco de Luna (†1551) está formada por un arco de medio punto, y
decoración de nichos con veneras, columnas, pilastras y frisos, todo ello
labrado con finísima decoración de candelabros con adornos florales, animales
fabulosos, sirenas, niños, escudos, grifos, niños en las más variadas actitudes
y dos bustos de perfil clásico en tondos en las enjutas de los arcos. Todo ello
al más puro estilo del renacimiento. Los nichos que se pensaron para ser
ocupadas por imágenes no llegaron a ocuparse por lo que permanecen vacíos. Solo
la hornacina central superior tiene una talla policromada de la Virgen.
A la izquierda de la
entrada hay un comulgatorio que como indica su nombre servía para recibir la
comunión desde el exterior de la capilla. Se cierra este comulgatorio con una
reja de círculos secantes entrelazados, forjada por Alonso Beltrán, en un
estilo original propio de la Catedral de Cuenca. La decoración del vano se
realiza con figuras de niños ángeles, cabezas, mascarones, volutas, sirenas y
escudos. En el centro del tímpano de la zona superior un medallón con el busto
de un personaje.
En el interior seis
columnas adosadas a los muros y con decoración plateresca de finísima ejecución
en sus fustes, sirven de apoyo a dos bóvedas nervadas estrelladas con
terceletes y combados.
Preside la estancia un
retablo renacentista del siglo XVI, dedicado a los Apóstoles con relieves en
madera policromada y estofada realizadas por Giraldo de Flugo en 1560, y doce
tablas representando a los Apóstoles de Cristo, atribuidas a Martín Gómez el
Viejo (*ca.1500 †1562) y a su suegro Gonzalo de Castro. En el primer cuerpo el
retablo está centrado por un relieve con la escena de la Resurrección de
Cristo. Flanquean ocho tablas con ocho apóstoles. En el segundo cuerpo centra
el retablo relieve con la Ascensión de Cristo y cuatro tablas que completan el
apostolado. También podemos ver dos esculturas de San Zacarías y San Juan
Bautista. En la parte superior de este segundo piso vemos dos lienzos ya de
época posterior con representaciones de San Nicolás de Bari a un lado y San
Julián y San Lorenzo en el otro lado. En el ático la figura del Padre Eterno y
un Cristo Crucificado. Flanqueando al Padre Eterno dos óvalos pintados con dos
profetas.
En uno de los muros
junto a la entrada, podemos ver una tribuna en alto con una barandilla de
forja, desde donde se podía seguir la misa con tranquilidad.
Además podemos
encontrar en el interior de la capilla dos altares o retablos: el de la Virgen
de la Salud y el de la Magdalena. El primer altar es el conocido como el de la
Magdalena, obra de 1770 de José Martín de Aldehuela (*Manzanera-Teruel 1729 †Málaga
1802). En el centro un gran relieve de madera policromada representa a María
Magdalena. En la parte superior pintura oval de Santa Catalina.
El altar de la Virgen
de la Salud, está formado por un retablo barroco de 1638 atribuido a Andrés de
Vargas. En el centro talla de madera policromada de la Virgen con el Niño, a la
izquierda dos óleos sobre lienzo de San Miguel Arcángel y San Julián y a la
derecha otros dos óleos de San Pantaleón y San Francisco de Asís. En la parte
superior San Antonio de Padua.
Se cierra la capilla
por una reja plateresca atribuida a Cristóbal de Andino (*ca.1480 †Burgos
1583). A destacar los balaustres de los lados y los relieves de hojalata del
friso que representan cuatro escenas del Génesis (creación del hombre, creación
de la mujer, el pecado original y la expulsión del paraíso). En el remate
escudo de armas del fundador de la capilla. Queda la reja decorada en sus
distintas secciones por dragones, niños, animales fantásticos, adornos de
follaje etc.
Arco de Jamete.
Se trata de la puerta
de acceso al claustro. Llamada así por su autor Esteban Jamete, natural de
Orleans (Francia). Obra maestra del renacimiento español, con influencias del
primer plateresco, fue realizado entre 1545 y 1550, por encargo por del obispo
Sebastián Ramírez de Fuenleal a Esteban Jamete.
El conjunto se compone
de un gran arco de entrada, una especie de zaguán y una portada que da paso al
claustro. Se integra en este conjunto un rosetón gótico que contrasta con la
portada renacentista, lo que hace que ambos elementos formen un conjunto sereno
y equilibrado. El rosetón representa al árbol de Jesé y fue realizado por
Giraldo de Holanda en 1550.
En la parte superior
del gran arco de entrada encontramos la fecha de construcción (1546). Destaca
en la rosca del arco, un apostolado de finísima talla.
En el intradós
encontramos dos pequeñas capillas dedicadas a San Pedro y San Pablo.
Pasado el arco entramos
en el llamado zaguán, se trata de un espacio abovedado con una cúpula de planta
elíptica sobre pechinas, labrada con casetones en donde se alternan una rosa y
un profeta. La bóveda quedó destruida en 1902 al caer la torre de campanas y
sólo una parte ha sido rehecha con los materiales originales.
El
coro.
Siglo XVIII. Cerrado por una reja de Hernando de Arenas, natural de Cuenca, obra de 1577. De esta reja destaca la elegancia del torneado de sus barrotes, el calado de los dos frisos y, sobre todo, la bella crestería con motivos de candelabros, simbólicos delfines y el escudo catedralicio.
Siglo XVIII. Cerrado por una reja de Hernando de Arenas, natural de Cuenca, obra de 1577. De esta reja destaca la elegancia del torneado de sus barrotes, el calado de los dos frisos y, sobre todo, la bella crestería con motivos de candelabros, simbólicos delfines y el escudo catedralicio.
El coro está situado en
el centro de la catedral, frente al altar mayor, que como sabemos es una
originalidad de las catedrales góticas de España. La nave central recibe aquí
el nombre de nave de los Reyes.
La sillería construida
en madera de nogal, es obra de Manuel Gassó del año 1753. Dispone de 53
relieves tallados que representan imágenes de diversos santos. Del anterior
coro gótico sólo se conserva la Virgen de alabastro situada encima del sitial
del obispo, obra de Giraldo del Flugo.
El anterior coro de
estilo gótico se encuentra hoy día en la Colegiata de Belmonte (Cuenca)
También encontramos dos
órganos que son restauraciones de lo poco que quedó del que desapareció en el
incendio de 1767. De época barroca, las cajas están diseñadas por José Martín
de Aldehuela y los tubos fueron realizados por Julián de la Orden, organero
conquense.
El trascoro lo ocupa un
altar dedicado a San Fernando. En estilo plateresco, es obra de Jamete mientras
que el cuadro es de Martín Gómez.
Antesacristía.
La Portada de entrada a
la Sacristía Mayor, abierta en la Antesacristía, es del mismo estilo que el
resto de la Sacristía, al gusto de transición entre el gótico y el plateresco
propio de la época de los Reyes Católicos.
La puerta, con arco de
medio punto y decoración vegetal, posee
en sus laterales dos tallas en madera policromada con pináculos, un
recuadro ornamentado sobre el arco y encima una hornacina.
La parte superior de la portada está
decorada con dos doseles sobre las tallas de madera policromada, con un
recuadro entre ambos recorrido por un festón o guirnalda que enmarca un gran
escudo central que corresponde al Cardenal y Obispo de Cuenca Rafael Galeote
Riario, y a sus lados otros dos escudos con león rampante.
Encima una decorada hornacina con otro arco
de medio punto que guardaba una imagen de la Virgen de la Asunción.
Fuera de la portada, en el muro, el cuadro
de "Lamentaciones" citado en la Antesacristía.
Las dos tallas de
madera policromada corresponden a las figuras de San Pedro y San Pablo, y
fueron añadidas a la portada a finales del s. XVI.
En esta talla San Pedro
porta el libro de sus Epístolas en su mano derecha, y las llaves en la
izquierda.
En la talla de San Pablo, su libro de Epístolas lo sostiene con ambas manos.
Sacristía Mayor.
Sacristía Mayor.
Portada de la Sala Capitular.
A principios del siglo XVI, durante el gobierno del obispo Rafael Galeote Riario que se desarrolló entre los años 1.493 y 1.518 se efectuaron las obras de esta Sala Capitular, y en el siguiente pontificado de la diócesis correspondiente al obispo conquense Diego Ramírez de Villaescusa entre 1.518 y 1.537 es cuando se elaboraron tanto la fachada de su portada de entrada así como sus correspondientes puertas de madera.
Desde la Antesala de la
Capitular anteriormente citada podemos apreciar la gran portada de arquitectura
renacentista de entrada a la Sala Capitular con rica decoración, considerándose
a Antonio Flórez como posible autor de la misma, si bien las puertas son de
autor desconocido.
Está formada por un
cuerpo principal y un montante, separados por un doble entablamento.
El cuerpo principal de
la portada está constituido por un alto basamento sobre el que se apoyan cuatro
columnas que en las hornacinas existentes entre sus intercolumnios se sostienen
cuatro imágenes, de dos en dos, una encima de la otra.
Queda rematado este
cuerpo principal en su parte superior por un entablamento con similar
decoración que tienen las columnas, jambas y dintel.
Cada una de las basas
de la portada está decorada en el centro de su tablero central por un león
alado enmarcado por una cenefa decorada con flores de cinco pétalos
Las imágenes
representadas en las hornacinas de los intercolumnios son las cuatro Virtudes
Cardinales con sus correspondientes atributos.
En cuanto a los motivos
ornamentales propios del estilo plateresco con el que se realizaron las
columnas se encuentran variadas formas de armaduras, escudos, niños,
mascarones, etc., todo ello entre una prolífica composición de grutescos.
En el montante se
representa la escena de la Adoración de los pastores, coronándose el arco con
las tres Virtudes Teologales, la Fe en la parte central superior del arco y la
Esperanza y Caridad en los exteriores del arco.
En el friso del doble
entablamento existente sobre el antes citado y bajo el montante hay una
decoración con escudo central y medallones laterales.
Los medallones
contienen en cada lado relieves formados por bustos en los que desde una mano
sale una filacteria a modo de aureola que les pasa por encima de la cabeza,
abarcando los otros unas calaveras sobre
sus tibias como símbolo de la caducidad de la vida.
La ornamentación
central de este friso del entablamento corresponde al escudo de armas del
obispo Diego Ramírez de Villaescusa sostenido por dos ángeles.
La Adoración de los
pastores con la Virgen arrodillada inclinándose sobre la cuna del Niño, con San
José tras ella y tres pastores, uno de ellos con un laúd.
Sobre el arco y
rematando la composición la virtud teologal de la Fe.
En las puertas de nogal
que protegen la entrada a la Sala Capitular destacan los dos medallones
superiores (uno en cada hoja) y bajo ellos las cuatro figuras de San Juan
Bautista y San Pedro a la izquierda y San Pablo y San Juan Evangelista a la
derecha. Figura de San Juan Bautista, con su brazo izquierdo recostado sobre el
libro de la Ley y el árbol recortado, con su banderola al viento y bajo ella el
simbólico cordero. San Pedro navegando sobre una barquita de la que sale una
columna sobre la que se apoya con su mano izquierda; la barca y la columna
simbolizan la Iglesia que Pedro dirige y gobierna, y las dos grandes llaves que
porta simbolizan los poderes del reino otorgado por Jesús. En la hoja de la
derecha San Pablo sujetando un libro y sosteniendo una espada y San Juan Evangelista
sosteniendo la copa con una víbora, simbolizando el veneno de la herejía que
tuvo que combatir, mientras que su mano derecha levantada hasta la altura de la
cabeza señala con sus dedos la aureola que le sirve de corona. En el medallón
de la puerta izquierda la escena de la Adoración de los Reyes Magos. La escena
de la Transfiguración en el monte Tabor aparece en la puerta derecha.
Sala Capitular.
A principios del siglo XVI, durante el gobierno del obispo Rafael Galeote Riario que se desarrolló entre los años 1.493 y 1.518 se efectuaron las obras de esta Sala Capitular, y en el siguiente pontificado de la diócesis correspondiente al obispo conquense Diego Ramírez de Villaescusa entre 1.518 y 1.537 es cuando se elaboraron tanto la fachada de su portada de entrada así como sus correspondientes puertas de madera.
El interior de la Sala
Capitular o de los Cabildos está formada por la sillería del Cabildo sobre la
que hay unos lienzos representando a los Apóstoles, y cubriéndose la misma con
un gran artesonado renacentista de madera de nogal que le sirve de techumbre.
La sillería del Cabildo
tiene pilastras y entablamento de orden jónico que rodea toda la Sala.
La sillería fue
realizada en el siglo XVI por Pedro de Villadiego, siendo reformada hacia 1.780
por el entallador Manuel Crespo.
Las pinturas en lienzos
de las paredes de la Sala, colocadas sobre la sillería, muestran un Apostolado
realizado por el pintor conquense Cristóbal García Salmerón en el año 1.649, salvo las de San Matías y el
Salvador, en la entrada y el testero de la Sala, que fueron ejecutadas en 1.779
por el pintor italiano Pedro Páez, preservando la uniformidad del conjunto.
Se cubre la sala del
Cabildo con un artesonado renacentista de comienzos del siglo XVI, que fue
pintado en el siglo XVIII.
Componen el artesonado
dieciocho grandes casetones octogonales, completado con otros más pequeños de
formas cuadradas y triangulares así como de otro tipo geométrico, conteniendo
en su centro una rosa.
Capilla Honda.
Esta Capilla fue
denominada en origen la Capilla de la Virgen de las Batallas a causa de que en
ella depositó Alfonso VIII la imagen
tras la conquista de la ciudad de Cuenca y que le había acompañado en su tienda
de campaña durante los nueve meses que duró el asedio, venerándose hoy en la
catedral como la Virgen del Sagrario.
Su denominación de
Capilla Honda le viene dada por estar situada por debajo del nivel del suelo de
la Catedral, si bien actualmente está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y
por ello se le denomina Capilla del Sagrado Corazón.
El acceso a esta
Capilla se realiza desde la girola, a través de una moderna puerta con arco de
medio punto y descendiendo posteriormente unos escalones, encontrándose la
misma entre la Capilla de Santa Elena y la Capilla del Socorro.
Su construcción
corresponde a los primeros años del siglo XVI.
Protege la entrada a
esta Capilla una reja con dos buenos frisos o cenefas.
En su interior destaca
el artesonado renacentista de principios del XVI que posee su techumbre, y
cuenta con tres retablos, algunos óleos sobre lienzo de los s. XVII y XVIII y
una sencilla sillería. El geométrico Artesonado de su techumbre está creado con
composiciones en forma de triángulos equiláteros, rombos, hexágonos y
estrellas, decorados algunos de sus casetones con florones que cuelgan, sobre
todo los dos centrales.
El artesonado descansa
sobre un ancho entablamento ricamente decorado entre dos cornisas con
canecillos o medallones en los que se representan cabezas monstruosas.
Tanto el friso entre
las dos cornisas como bajo la inferior de ellas se adornan con animales
fantásticos, floreros, máscaras, etc.
El Retablo Mayor de la
Capilla, dedicado al Corazón de Jesús, es una obra barroca del siglo XVIII
También hay otro
Retablo de gusto renacentista compuesto a principios del S. XVII dedicado a los
santos S. Diego y S. Jacinto.
En las dos tablas de su
centro quedan representados ambos santos que van orlados con inscripciones
alusivas a su vida y a su canonización. En el montante podemos contemplar la
pintura en tela de la Virgen con las manos juntas y en actitud orante.
-
Capilla Honda también
llamada Capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Recibe el nombre de
"Honda" por encontrarse por debajo del suelo de la Catedral. También
es una capilla bastante alargada equiparable en tamaño a la Sacristía y a la
sala Capitular. Es una de las más antiguas de la Catedral. Antiguamente estuvo
aquí la imagen de la Virgen de las Batallas que hoy día se encuentra en la
Capilla del Sagrario. La Virgen de las Batallas fue entregada por el rey
Alfonso VIII después de la conquista de Cuenca, ya que según tradición es la
que acompañó al monarca durante el tiempo que duró el asedio a la ciudad.
Para acceder a la
capilla hay que bajar una corta escalera situada junto a la capilla de Santa
Elena que nos conduce después de atravesar una reja al interior de la capilla.
La actual capilla es del siglo XVI pero conserva unas puertas mudéjares de los
siglos XII y XIII. Se cubre por un artesonado renacentista de finales del siglo
XV o principios del XVI. El artesonado basa su organización en el triángulo
equilátero, con el que se forman rombos y estrellas, algunas tan espectaculares
como las dos colgantes, monumentales y atrevidas, que dominan en el centro. El
friso se adorna con una preciosa decoración vegetal de animales fantásticos,
rematado en una cornisa cuyos canecillos figuran deformes cabezas.
El retablo mayor en el
centro de la capilla, está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús y es una obra
barroca del siglo XVIII.
A la izquierda
encontramos el retablo de San Diego y San Jacinto (siglo XVII). En él
encontramos dos pinturas de ambos santos, óleos sobre tabla y en la parte
superior una copia en óleo sobre lienzo de la Virgen, del retablo de San Bavón
de Gante de Van Eyck.
A la derecha el retablo
de María Auxiliadora, del cual destacamos una pintura de la Virgen de la Leche
de hacia 1600, que se encuentra en la parte superior del retablo. La talla de
la Virgen es moderna del siglo XIX.
Capilla
de los Caballeros.
Es la capilla más
importante de la Catedral. Fundada hacia finales del siglo XIII por don Garci
Álvarez de Albornoz († 18-09-1328), señor de la villa de Albornoz y por su
esposa doña Teresa de Luna († 1362) como panteón familiar. Se cree que
originariamente esta capilla estaba situada en uno de los ábsides de la
catedral que fue demolida para construir la doble girola. Refundada por Gómez
Carrillo de Albornoz, canónigo y tesorero de la Catedral, en estilo
renacentista en el siglo XVI. Trazada por Antonio Flórez, comenzaron las obras
entre 1520 y 1525 siendo terminadas en 1531.
La capilla tiene dos
entradas, la primera por una portada que abre al brazo del crucero y la segunda
a través de la reja que se abre en la embocadura de la girola con la nave del
evangelio. La reja abierta en la girola es de Esteban de Lemosín, destacando el
repujado del medallón con la escena de la Anunciación y el escudo de la
crestería de la familia Carrillo Albornoz, así como la labor de forja de los
barrotes. El nombre de la capilla está en la leyenda "sacellum
militum" bajo el medallón y, por detrás, la que da fe del refundador:
"Tesaurarii opus" (obra del tesorero). En la cenefa situada por
debajo de la leyenda podemos ver dos pequeños medallones policromados con los
bustos de San Pedro y San Pablo.
La segunda portada es
de estilo plateresco. Destaca por el el símbolo de la muerte a gran tamaño (la
calavera con guadaña y un fondo pintado con cortinaje) encima del frontón
clásico y en su interior una inscripción que dice: "De Victis Militibvs
Mors Trivmphat" (La muerte triunfa sobre los caballeros victoriosos).
Debajo del frontón en el centro del friso podemos ver el escudo de la familia
Carrillo Albornoz y flanqueándolo dos medallones con los bustos de San Pedro y
San Pablo. La puerta se cierra por una pequeña reja con los escudos de la
familia titular de la capilla, obra también de Esteban Lemosín. Ya en el
interior de la capilla y sobre el dintel de la portada podemos leer una
inscripción que dice: "Disrupta Magna Vetustate Restituta sit
Perpetuo".
La capilla está formada
por dos crujías cubiertas ambas por bóvedas góticas de arista con claves
decoradas con escudos. En el muro de la izquierda encontramos dos Altares y a
los pies dos enterramientos. El primer Altar con un óleo de La Piedad pintado
por Fernando Yáñez de la Almedina, a los pies del altar enterramiento del
canónigo Gómez Carrillo de Albornoz, cubierto por una lápida de mármol blanco
con una inscripción parcial que dice: "Peccator Thesaurarius - migravit
anno D. MDXXXVI Die XII SE....". Junto a este, el segundo Altar con un
óleo de Yáñez de la Almedina con la representación de la Adoración de los
Magos. A los pies enterramiento de Teresa de Luna († 1362), esposa de Garcí
Álvarez de Albornoz. Destaca este sepulcro porque la figura de la difunta está
grabada sobre una losa de pizarra negra, mientras que sobresaliendo del nivel
del suelo la cabeza y la manos en relieve en piedra blanca de alabastro. El
sepulcro es obra del siglo XIV y es el único resto que nos queda de la anterior
capilla del siglo XIII. Una inscripción dice: "finó a dieciocho dias de
mayo, era de 1.334".
En la siguiente crujía
en el interior de dos arcosolios, sepulcros con estatuas yacentes de alabastro
de Garcí Álvarez de Albornoz. En el muro una inscripción dice: "Aquí yace
Garci Alvarez de Albornoz.... fino diez y ocho dias de setiembre era de mil e
trecientos e sesenta e vi annos" († 18-09-1328 era cristiana) y de Alvar
García de Albornoz, hijo del anterior. En el muro inscripción que dice: "
Aquí yace Don Alvar García de Albornoz....e finó veinte e ocho dias de julio
era de mil cccc e xii annos". († 28-07-1374 era cristiana), padre y
hermano del cardenal Gil Álvarez de Albornoz, realizados en el siglo XVI
durante la reforma de la capilla.
En el muro de enfrente
aún encontramos un tercer sepulcro, el del obispo Antonio Palafox Croy (*
Madrid 10-06-1740 † Cuenca 09-12-1802 / obispo entre 1800-1802), colocado en
esta capilla en el siglo XIX.
Preside la capilla un
retablo fechado en 1526 cuyo tema central es la Crucifixión de Cristo, óleo de
Yáñez de la Almedina, en el mismo podemos ver a Cristo en la Cruz junto con un
grupo de personajes propios de la escena y arrodillado a sus pies Santo Domingo
de Guzmán en actitud orante. En la predela un total de cinco tablas, la central
con la Resurrección de Cristo y a sus pies representado el donante de la
capilla Gómez Carrillo de Albornoz. En los extremos de la predela, en martirio
de Santa Inés y el otro lado el martirio de Santa Catalina de Alejandría.
Flanqueando la tabla central dos tablas, una de ellas con San Pedro y San Pablo
y la otra con San Juan Evangelista y San Juan Bautista.
Flanqueando la tabla
central, a la izquierda una alargada tabla con la figura de un Papa y sobre
esta en un medallón el profeta Isaías, a la derecha, la alargada tabla con una
representación de un obispo y el medallón superior con la figura del profeta
Hababuc.
En la parte alta una
pequeña tabla con la Natividad de Jesús y más arriba el escudo de la familia
Carrillo de Albornoz.
Capilla de los Muñoz.
Fundada en diciembre de 1537 por el canónigo Eustaquio Muñoz (* ca.1468 †
Cuenca 16-02-1546) sobre otras anteriores dedicadas a San Martín y a la
Inmaculada Concepción. La obra fue realizada por Diego de Tiedra († 1559), que
conservó de la anterior fábrica el arco de entrada polilobulado de tradición
tardo-gótica. La fachada destaca por la gran cantidad de elementos
escultóricos, así podemos ver en cornisamiento un grupo de "puti" y
de sirenas en torno a un gran jarrón situado en el centro.
La fachada de Tiedra se
distribuye en dos cuerpos separados por tres grandes columnas, en el cuerpo de
la izquierda encontramos la portada de entrada y en el cuerpo de la derecha se
sitúa el comulgatorio, cerrado por una reja de hierro. La portada formada por
un arco polilobulado destaca por una moldura en piedra negra que la recorre en
su totalidad y que forma en su parte superior una especie de alfiz.
Tiedra ordenó el
conjunto con extrañas columnas de dos fustes superpuestos y diferentes. Con
fustes estriados destacan las columnas inferiores de cuyo centro sobresalen dos
brazos de guerrero que abrazan la columna, en el capitel una máscara un tanto
terrorífica parece corresponderse con la cabeza propiedad de los brazos. Las
columnas se apoyan en zócalos que adoptan forma de atlantes que parecen salir
de los mismos En los fustes de la columnas superiores podemos ver el escudo del
fundador de la capilla.
Una parte destacada por
la riqueza escultórica de que dispone, es el comulgatorio. Flanqueando el vano
vemos dos cariátides y junto a ellas en el interior de unas hornacinas las
figuras en piedra de San Roque (a la izquierda) y San Rafael (a la derecha)
este último de época posterior. Por encima del vano y en el centro la figura de
la Virgen María con el Niño Jesús y a ambos lados San Jerónimo (a izquierda) y
San Juan Bautista (a la derecha).
Ya en el interior de la
capilla, vemos en el muro izquierdo un nicho con arco de medio punto que en
origen debió tener un retablo y que hoy está ocupado por una imagen un tanto en
soledad de la Virgen. Junto a este nicho vemos una puerta tapiada que tiene
sobre el dintel un medallón con un bajorrelieve con el busto del fundador.
La capilla se cubre con
bóvedas baídas en forma de casetones, cerca de cincuenta, los cuales tienen en
su interior diversos relieves con bustos, santos, cabezas, ángeles etc. algunos
de ellos bastante deteriorados por el paso del tiempo.
Preside la capilla un
retablo plateresco de madera policromada fechado en la segunda mitad del siglo
XVI, en cuyo centro encontramos a la Virgen y el Niño en compañía de San Juan
Bautista y San Juan Evangelista, niños. A la izquierda Santa Ana, San Joaquín,
San Cristóbal y San Pedro; a la derecha San Zacarías, Santa Isabel, San Pablo y
Santiago. En la predela en el centro Cristo yacente y en el ático del retablo
Dios Padre entre ángeles trompeteros. Atribuido al imaginero Juan de Alarcón o
al propio Diego de Tiedra.
Las rejas de la
capilla, tanto de la puerta como de la ventana son de autor desconocido del
siglo XVI.
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