lunes, 13 de abril de 2020

Casa Lucio. Madrid.


En pleno corazón de Madrid, Casa Lucio se ha convertido en una atracción turística más de la capital, una visita obligada para turistas y punto de encuentro para locales, para quienes el restaurante es una parada en el tiempo. La calle donde se ubica, la Cava Baja, es una de las más antiguas de Madrid, y ya conocida en el siglo XVII por ser punto de llegada de carreteros, que desde ahí partían para llevar el correo a distintos puntos de España.

El local en sí también tiene una innegable historia. Sus muros ya albergaban desde 1720 la mítica Posada de San Pedro, conocida popularmente como Mesón del Segoviano. Hasta bien entrado el siglo XX, éste se convirtió en punto de encuentro de literatos y personajes de la vida madrileña. El restaurante había sido ya testigo de más de dos siglos de historia, y de ello daban cuenta un carro de mulas y un flamante automóvil fabricado en Detroit, ambos expuestos por aquellos días en el zaguán del local, sirviendo de metáfora de los cambios sufridos y la tradición mantenida.

Este mismo restaurante es el que su dueña doña Petra legó a Lucio ya en el último tercio del siglo XX, y él se encargó de convertirlo en lo que es hoy. Un flamante local que aúna con una elegancia incuestionable lo nuevo y lo tradicional. Su bar a la entrada y los dos pisos acogen cada día a hombres de negocios, políticos, turistas, y a todo aquel que, por comer aquí, quiera probar un trocito de la historia.

Lucio Bláquez nació en Serranillos (Ávila), el 12 de febrero de 1.933. Con 12 años recién cumplidos vino con su padre a Madrid y empezó a trabajar en el Mesón del Segoviano con la dueña, doña Petra, que le quería como a un hijo. Fue ella quien, pasados los años, le vendería el local a Lucio.

Ya en aquellos años, a tan corta edad, su don de gentes se hacía notar; demostraba su interés por el trabajo y transmitía su alegría a los clientes, que ya le daban muy buenas propinas. Muchos de aquellos clientes, que por entonces eran estudiantes, son ahora personajes importantes de la vida social del país y asiduos clientes de su casa, a la par que amigos en la mayoría de los casos.

Casa Lucio abrió sus puertas al público en noviembre de 1.974, después de más de 6 meses de obras para mejorar la estructura del edificio, y desde entonces ese trato cordial y afectuoso con los clientes sigue siendo una de las facetas importantes de este local. Un sello de la casa que Lucio ha sabido transmitir al personal de la casa, que forma una familia desde hace más de 20 años, y que ya conoce las costumbres de la casi totalidad de los clientes asiduos, intentando en definitiva complacer y hacer pasar un rato agradable.

Así es como Teodoro Martín, el jefe de sala, lleva la dirección poniendo todo el cuidado y esmero en su trabajo, intentando que esta filosofía de trato se mantenga inalterable después de tantos años.

Otra cuestión importante para que los clientes salgan satisfechos es la calidad de los productos; Lucio, junto con el jefe de cocina Aurelio Calderón, se encarga día a día de que las materias primas sean de primera calidad.

Por este local han pasado y pasan personajes importantes de la vida social y política, así como actores nacionales y extranjeros.

Actualmente, en su labor diaria acompañan al restaurador (o tabernero, como prefiere que le llamen) sus hijos María del Carmen, Fernando y Javier. Aunque los tres estudiaron Derecho, han sabido valorar el esfuerzo y trabajo de sus progenitores, y han elegido continuar su labor en este castizo restaurante del Madrid de los Autrias. Junto con la casa principal, dirigen también el restaurante Viejo Madrid (Cava Baja, 32), El Landó (Plaza de Gabriel Miró, 8), y La Taberna de los Huevos de Lucio (Cava Baja, 30). Éste último abrió sus puertas en mayo de 2001 con una oferta joven y dinámica, pero sin olvidar nunca la calidad y el respeto por la tradición recibida.





No hay comentarios:

Publicar un comentario