Erigido en el 8 a.C. como atestiguan
las inscripciones halladas en sus tribunas, el Anfiteatro sirvió de
escenario para espectáculos muy populares: los juegos de gladiadores,
las cacerías de fieras y la lucha entre animales salvajes en escenarios
artifíciales que recreaban bosques, selvas con lagunas o desiertos, todo
ello sobre las grandes tarimas de madera que formaban la arena. La
cabida aproximada de este coso gigantesco era de entre quince y
dieciséis mil espectadores.
Contiguo al Teatro, está separado de
él por una calzada que circunda ambos edificios. Con más pobreza de
medios, este edificio se alzó de manera similar a la del Teatro y, como
aquel, es fruto de diversas fases. Para abaratar costes, parte del
graderío se asentaba sobre cajas de fábrica rellenas de tierra
fuertemente apisonada. Los paramentos eran de piedra del lugar bien
desbastada. En ocasiones las tongadas de los paramentos se igualaban con
verdugadas de ladrillo. En los arcos de los vanos de acceso, se
utilizaban sillares presentando el característico almohadillado de época
augustea.
La distribución del graderío era similar a la del
Teatro, aunque hoy solo se conserva bien la cavea ima y algunos sectores
de la cavea media. En tres de los ejes de la elipse podemos apreciar la
existencia de cuatro puertas monumentales que, desde el exterior, y a
través de amplios corredores, dos de ellos escalonados, desembocaban en
la arena.
En distintos tramos de cada corredor se abrían puertas
que, por medio de escaleras, daban acceso al graderío. Sobre la puerta
del eje menor occidental se ubicaba la tribuna de los magistrados, que
no se conserva. Frente a este, en el eje oriental, se ubicaba la
tribuna, que se conserva parcialmente restaurada, donde disfrutaban del
espectáculo las personas que lo costeaban. A través de unas pequeñas
escaleras los patrocinadores accedían a la arena.
El graderío se
separaba de la arena por medio de un podio de granito, que estuvo
guarnecido con losas de mármol, como demuestra la presencia de los
agujeros de anclaje en los sillares del podio. Sobre esto, existió una
barrera hecha con sillares de granito. En la cara que daba a la arena,
estos sillares lucían pinturas alusivas a los juegos gladiatorios y a
los paisajes en los que se desarrollaban.
Flanqueando las
puertas de los ejes mayores, hay una serie de estancias que, o bien se
usaron a modo de jaula para las fieras como de estancias donde se
preparaban los gladiadores.
En la arena se aprecia la presencia
de un gran foso. En él se asentaban los pilares de madera que sostenían
las tarimas y, bajo las cuales, se ocultaban todos los ingenios
necesarios para el desarrollo de unos espectáculos tan complejos.
lunes, 1 de noviembre de 2021
Anfiteatro romano. Mérida. Badajoz. Extremadura.
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