IGLESIA DE SAN MATEO.
Iglesia del siglo XVI ubicada en la plaza de San Mateo.
La iglesia, construida en el siglo XVI, posiblemente sobre el solar ocupado por una antigua mezquita, tiene un proceso constructivo muy largo, de casi trescientos años. En la Edad Media y principios de la Edad Moderna, fue una de las dos colaciones intramuros en torno a las cuales se disponían los palacios y casas fuertes de las más importantes familias nobiliarias.
Destaca su portada con decoración plateresca, con medallones de San Pedro y San Pablo en los laterales, y arriba en el centro San Mateo, obra de Guillén Ferrant.
En el interior, el retablo mayor de pino en su color es obra de Vicente Barbadillo, datado en 1766. La capilla de los Sande, actual sacristía, tiene el interior gótico con una hermosa bóveda de crucería estrellada. En los muros se encuentran los enterramientos de las familias nobles de la ciudad: Ovando, Golfines, Paredes, Saavedra, etc.
Recomendaciones: No hay que dejar pasar la ocasión para observar el magnífico reloj que se encuentra en su torre. Está considerado el reloj más antiguo de la ciudad, y se trasladó aquí desde la Torre de Bujaco, porque desde la Torre de San Mateo podía escucharse en toda la ciudad cuando daba la hora.
TORRE DE LAS CIGÜEÑAS.
Paseando por el casco antiguo de Cáceres nos encontraremos fácilmente con torres, pues cada palacio tenía al menos una. Un vestigio de las rencillas y guerras de banderías de la nobleza local por el control del concejo y la concentración de la propiedad de la tierra que de cuando en cuando ofendían a la paz en Castilla. Sin embargo, a casi todas estas torres les falta algo: las almenas o merlones.
La excepción la pone la conocida popularmente como Torre de las Cigüeñas, levantada en el siglo XV por el capitán Diego de Cáceres Ovando por encima de ninguna otra. Para conocer los motivos de esta singularidad accederemos de manera exclusiva al interior de la torre, actualmente una propiedad del Ministerio de Defensa. Nosotros nos encargaremos de gestionar los permisos para el acceso a una torre que suma 25 metros de altura con 110 peldaños.
En el interior comprobaremos qué queda de los originales frescos ornamentales que cubrían su caja de escalera. En su azotea, parapetados tras las almenas y sintiendo la misma brisa que el ilustre capitán, apreciarás con Guías-Historiadores de Extremadura unas excelentes vistas, imposibles de lograr desde ninguna otra torre de la ciudad. Por el camino habremos luchado en históricas reyertas locales, ganado o perdido el favor real de Isabel la Católica y sufrido o disfrutado, según se mire, las iras de la reina de Castilla contra la arrogante aristocracia cacereña.
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