La
catedral Vieja, más parecida a una fortaleza, es un buen ejemplo del románico
en Portugal, una celebración en piedra del triunfo sobre los musulmanes en
1064. El primer rey de la nación, Afonso Henriques, convirtió Coimbra en la
capital, y su hijo, Sancho I, fue coronado en ella en 1185, poco después de que
la catedral se completara.
En
el sobrio interior, pilares cuadrados conducen la vista por la nave hacia el
retablo sobre el altar, obra de artesanos famencos de 1502, que retrata el
nacimiento de Cristo, la Asunción y a varios santos. Otro recargado retablo del
siglo XVI en el transepto sur y una pila manuelina se atribuyen a Diogo Pires
el Joven. El austero claustro, construido en 1218, fue restaurado en el siglo
XVIII.
El
primer gobernador cristiano de la ciudad, Sisinando (un musulmán converso que
murió en 1091), descansa en su tumba en la sala capitular, y en la nave norte
se halla el sepulcro de la bizantina Dona Vetança (murió en 1246), dama de
compañía y tutora de la esposa del rey Dinis, la reina santa Isabel.
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