Tras
la conquista de Lisboa en 1147, el rey Afonso Henriques convirtió la ciudadela
de la colina en residencia de los reyes portugueses. En 1511 Manuel I edificó
un palacio más lujoso en lo que es ahora la Praça do Comércio, y el castillo se
usó como teatro, prisión y depósito de armas. Después del terremoto de 1755,
las murallas quedaron en ruinas hasta 1938, cuando Salazar comenzó su
renovación reconstruyendo las murallas medievales y añadiendo jardines y aves
de caza. Los jardines y las estrechas calles del barrio de Santa Cruz entre las
murallas constituyen un agradable paseo aderezado con las mejores vistas de
Lisboa.
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