sábado, 22 de octubre de 2016

Catedral de Braga. Portugal.



















 



La Catedral de Braga, distrito de Braga, en Portugal está considerada como un centro de irradiación episcopal y uno de los más importantes templos del románico portugués, su historia se remonta a la obra del primer obispo, Pedro de Braga (posteriormente, declarado santo), correspondiéndose la restauración de 1070, de la que no se conservan vestigios.

En esta catedral se encuentran las tumbas de Enrique de Borgoña, francés y su mujer, Teresa de León, española, los condes de Condado Portucalense, padres del rey Alfonso I de Portugal.

En las dependencias de la antigua casa del Cabildo, mandada construir en el inicio del siglo XVIII por el Arzobispo Rodrigo de Moura Teles, se encuentra el tesoro museo de la catedral.

En 1128 fue iniciado un edificio de cinco capillas en la cabecera, por iniciativa de Paio Mendes, parcialmente destruido por el terremoto de 1135. Respetando los cánones arquitectónicos de los Benedictinos clunicenses, los trabajos fueron dirigidos por Nuno Paio.

Más antiguos serían los absidiolos, hoy en el exterior norte, y tal vez algunos elementos del transepto. En 1268 las obras todavía no estaban concluidas. El edificio continuó siendo modificado con algunas intervenciones artísticas, siendo particularmente significativa el exonártex, mandado construir, en la fachada, por Jorge da Costa en los primeros años del siglo XVI y que vendría a ser concluida por Diogo de Sousa. Este último mandó hacer las rejas que ahora la cierran, teniendo aún alterado el pórtico principal, (destruyendo dos de las arquivoltas) y mandado ejecutar el ábside y la capilla mayor, obra de Juan del Castillo datada en el inicio del siglo XVI.

En 1688 se destacan las obras del arzobispo Rodrigo de Moura Teles, que modificó todo el frontal gusto barroco, mandando ejecutar también el cimborrio que ilumina el crucero.

Entre los elementos destacables se cuenta la capilla situada a la derecha, por la entrada oeste, donde se halla la ornada tumba del siglo XV del primer hijo de Joao I, Dom Afonso, que murió siendo niño.
 

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