jueves, 14 de diciembre de 2023

Templo Kinkakuji (金閣寺) o Pabellón Dorado. Kioto. Japón.

El templo Kinkakuji (金閣寺), Pabellón Dorado o Pabellón de oro en español, es uno de los templos más famosos de Kioto.

El Pabellón de oro es un precioso templo zen situado al norte de Kioto. Su particularidad es que tiene las paredes exteriores de las dos plantas superiores lacadas y recubiertas con pan de oro. El templo es tan absolutamente espectacular que no nos sorprende que fuera declarado Monumento Histórico de la Antigua Kioto y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.

Breve historia del Kinkakuji.

El nombre oficial del templo es Rokouon-ji (鹿苑寺) y fue construido en 1397 como villa de descanso del shogun Ashikaga Yoshimitsu. Ashikaga abdicó en 1394 y tres años más tarde comenzó la construcción de su villa de descanso en un entorno tranquilo y sereno. En 1408, después de la muerte de Ashikaga, el recinto se convirtió en un templo zen de la escuela budista Rinzai, siguiendo los propios deseos del antiguo shogun.

Sin embargo, todos los edificios que conformaban la villa de descanso y posterior templo fueron destruidos, excepto el edificio que hoy conocemos como Kinkakuji y los jardines que lo rodean. Desde entonces, el edificio principal (Kinkaku) funciona como shariden, es decir, como recinto donde se guardan las reliquias de Buda.

El templo se incendió varias veces a lo largo de su historia y de hecho el pabellón actual es una reconstrucción de 1955. Y es que en 1950 un fanático monje budista incendió el templo. Esta historia, de hecho, la puedes encontrar recreada en la novela El pabellón de oro de Yukio Mishima.

Como curiosidad, el nieto de Yoshimitsu (Ashikaga Yoshimasa) se inspiró en el templo Kinkakuji para construir el templo Ginkakuji o Pabellón plateado, situado en el otro extremo de la ciudad. De forma similar, las paredes del Ginkakuji deberían haber sido recubiertas de papel de plata, pero al final no se completó.

A la hora de visitar el templo Kinkakuji hay que seguir un camino establecido, que comienza en la zona del estanque (la vista típica del templo) y termina en la zona de la casa de té.

Entrada.

El primer paso a la hora de visitar el templo Kinkakuji es comprar la entrada. Es interesante decir aquí que la entrada del templo funciona como amuleto de protección, así que… ¡no la tires! Guárdala no sólo como recuerdo de tu visita al templo, sino también para tener buena suerte, seguridad en casa, prosperidad y protección en general.

Para entrar, pasarás por la puerta tradicional Somon y accederás al complejo del templo. Fíjate en la torre de la campana, a tu izquierda, que luce preciosa entre la vegetación del templo. Supuestamente fue forjada durante el periodo Kamakura (1185-1333).

A tu derecha, verás también el Kuri, un gran edificio con arquitectura característica zen que se cree fue construido a finales del siglo XV o comienzos del siglo XVI.

Y justo al final del camino de entrada, te encontrarás con la puerta Karamon. Este portón de estilo chino está cerrada en la actualidad, por lo que el acceso al estanque y complejo central del templo Kinkakuji se realiza por una puerta lateral.

Jardín Rokuon-ji y estanque Espejo de agua.

Nada más entrar al complejo del templo, el visitante se encuentra con los jardines Rokuon-ji y el estanque llamado «Espejo de agua» (Kyoko-chi, en japonés).

El estanque está repleto de islas, piedras y pinos de estilo japonés que representan capítulos del budismo japonés. Al fondo, el único edificio visible es el impresionante templo de oro cuyos tonos dorados se reflejan preciosamente sobre las aguas del estanque.

Es una de las vistas más características del templo, por lo que si quieres poder disfrutarla con calma y tranquilidad, te recomendamos que visites el Kinkakuji a primera hora de la mañana, en cuanto abran.

Shariden Kinkaku.

El camino te lleva, bordeando el estanque, hasta el edificio principal del Kinkakuji, el pabellón de oro. Aunque no se puede entrar en el interior, al ir acercándote puedes ir fijándote con más atención en todos los detalles.









Cada planta tiene un estilo arquitectónico diferente, pero en su conjunto, el Kinkakuji es representativo de la arquitectura del periodo Muromachi (1333-1568).

La primera planta es de estilo arquitectónico shinden-zukuri y recibe el nombre de Hossui-in. Muestra, en todo su esplendor, la clásica decoración palaciega, típica del periodo Heian.

Y destaca por los pilares de madera de la terraza, así como por las paredes de exterior blanco que se diferencian del dorado de las plantas superiores.

La segunda planta está construida siguiendo el estilo arquitectónico buke-zukuri, el estilo típico de las residencias de samuráis del periodo Kamakura (1185-1333).

Recibe el nombre de Cho-on-do y es un espacio cerrado de estilo feudal con una estatua del Bodhisattva Kannon rodeado de los Cuatro Reyes Celestiales, guardianes del budismo. Todas sus paredes exteriores, sin excepción, están recubiertas de pan de oro sobre laca japonesa.

Finalmente, la tercera planta es de estilo arquitectónico karayo o zen chino. Recibe el nombre de Kukkyo-cho y en su interior hay una tríada de Budas y 25 figuritas Bodhisattvas.

Al igual que sucede en el segundo piso, las paredes del tercer piso también están completamente cubiertas de pan de oro sobre laca japonesa.

Fíjate en la cima del templo. En el tejado verás una estatua un fénix chino, también completamente recubierta de pan de dorado.

El camino te lleva por la parte trasera del templo, para que puedas verlo desde casi todas las perspectivas posibles. Verás un pequeño jardín zen de arena rastrillada y podrás fijarte en el islote más cercano a la terraza del piso inferior, por ejemplo.

Desde camino, también podrás ver la antigua residencia del monje principal del templo (Hojo). Desafortunadamente, tampoco está abierta al público, así que sólo se pude ver de pasada desde el exterior.

Jardines.

Los jardines son otro de los elementos destacados del templo Kinkakuji. Tanto por su belleza como por haberse mantenido, sin cambios, con su diseño original desde el siglo XIV.

El jardín es un perfecto ejemplo de un jardín tradicional para pasear y meditar, típico del periodo Muromachi (1333-1568). En él, encontrarás una fuente de agua llamada Gingasen. Cuenta la leyenda que el mismo Yoshimitsu usaba el agua de la fuente para prepararse su té.

Cerca, el arroyo Gankasui, usado por Yoshimitsu para lavarse las manos. Y, al lado, una escalera de piedra (Kokei-kyo) con barandillas de bambú. Curiosamente, en la actualidad, las barandillas o vallas de estilo estilo se llaman «Kinkakuji-gaki», en honor a esta escalera.

Cascada Ryumon-takiCascada Ryumon-taki.

Al lado de las escaleras, verás la cascada Ryumon-taki. Es una cascada de 2,3 metros de largo en cuya cima hay una roca llamada rigyoseki o «roca-carpa», en relación a una leyenda china sobre una carpa que escaló las cascadas y se transformó en dragón.

Otro de los puntos destacados del jardín es el estanque Anmintaku, que según se dice, nunca se seca. En el estanque hay un pequeño islote con una pagoda de piedra de cinco pisos. Así como estatuas de piedra a las que los visitantes tiran monedas para pedir fortuna.

Casa de té Sekka-tei.

El camino te lleva hasta la casa de té Sekka-tei, una construcción del periodo Edo (1600-1868) situada ya tras los jardines, hacia la salida del complejo.

Esta casa de té fue diseñada siguiendo el estilo sukiya-zukuri y es especialmente conocida por su altar tokonoma con detalles de bambú y por las estanterías de tréboles.

Aquí hoy hay también un pequeño jardín de té, donde puedes degustar una taza de té verde matcha con un dulce. Y disfrutar de vistas preciosas del templo Kinkakuji, especialmente al atardecer.

Salón Fudo-do.

Finalmente, el último edificio de la visita es el salón Fudo, que contiene la estatua de Fudo Myoo, deidad protectora del budismo. Se cree que la estatua fue esculpida en el siglo IX por Kobo Daishi, fundador de la escuela Shingon del budismo japonés y una de las grandes figuras religiosas de Japón.

La estatua normalmente no se muestra al público, ya que se cree que contiene un gran poder para obrar milagros. Aunque en Setsubun (a comienzos de febrero) y en Obon (16 de agosto), sí se abren las puertas del salón.

 

Fuente: https://japonismo.com/ la mejor web informativa sobre Japón. ¡No dejes de visitarla!

 

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