El Hipódromo de
Constantinopla (en turco: Sultanahmet
Meydanı) fue el centro deportivo y social de Constantinopla, capital del
Imperio bizantino y ciudad que en el siglo V llegó a ser la más grande del
mundo. Actualmente es una plaza llamada Sultanahmet Meydanı (Plaza Sultán
Ahmet) en la ciudad turca de Estambul, sobreviviendo únicamente algunos
fragmentos de la estructura original.
La palabra hipódromo viene del griego hippos ('ιππος), que
significa caballo, y dromos (δρομος), que significa camino. La hípica y las
carreras de carros eran pasatiempos muy populares en el mundo antiguo y los
hipódromos fueron bastante comunes en las ciudades griegas durante los periodos
helenístico, romano y bizantino.
El hipódromo suele ser asociado a los días de gloria de
Constantinopla cuando era la capital imperial, sin embargo, el monumento es
anterior a esa fecha. El primer hipódromo se construyó cuando la ciudad aún se
llamaba Bizancio, siendo una ciudad provincial de moderada importancia. En el
año 203, el emperador Septimio Severo reconstruyó la ciudad, aumento sus
murallas y la dotó de un hipódromo.
En el 324, el emperador Constantino el Grande decidió
trasladar el gobierno de Roma a Bizancio, renombrando la ciudad como Nova Roma.
El nombre no impresionó, por lo que comenzó a ser conocida como Constantinopla,
la ciudad de Constantino. Constantino amplió en gran medida la ciudad, siendo
la renovación del hipódromo uno de sus objetivos más importantes. Se estima que
el hipódromo tenía cerca de 450 metros de largo y 130 metros de ancho. Tenía
una capacidad de 100.000 espectadores.
La pista de carreras tenía forma de U, y el Kathisma (el
palco del emperador) estaba situado en el extremo este de la pista. Al Kathisma
se podía acceder directamente desde el Gran Palacio a través de un pasillo que
solo el emperador y otros miembros del la familia imperial podían utilizar.
Sobre las casillas del hipódromo había cuatro estatuas de caballos construidos
en bronce representando una quadriga, colocadas en el extremo norte. Estos
cuatro caballos de bronce, llamados actualmente Caballos de San Marcos, fueron
saqueados durante la Cuarta Cruzada en 1204 y colocados en la fachada de la
Basílica de San Marcos, en Venecia. La pista fue decorada con otras estatuas de
bronce de caballos y aurigas famosos, de las cuales ninguna sobrevive.
Durante el periodo bizantino, el hipódromo fue el centro de
la vida social de la ciudad. En las carreras de carros se apostaban grandes
cantidades de dinero, y toda la ciudad se dividía entre los seguidores del
equipo de los Azules (Venetii) y los de los Verdes (Prasinoi). Los otros dos
equipos de carreras, los Rojos (Rousioi) y los Blancos (Leukoi), se fueron
debilitando gradualmente y fueron absorbidos por los dos equipos principales.
La rivalidad entre Azules y Verdes solía verse influenciada con las rivalidades
políticas o religiosas, y en ocasiones los disturbios acababan en una guerra
civil. Los más graves fueron los llamados disturbios de Niká ocurridos en el
532, en los cuales se dice que murieron 30.000 personas.
Tras el saqueo perpetrado durante la Cuarta Cruzada
Constantinopla no se volvió a recuperar y, a pesar de que el Imperio Bizantino
sobrevivió hasta el 1453, el hipódromo no se volvió a reconstruir. Los turcos
otomanos, que en 1453 conquistaron la ciudad convirtiéndola en capital del
Imperio otomano, no estaban interesados por las carreras por lo cual el
hipódromo fue gradualmente cayendo en el olvido, aunque nunca llegó a ser
destruido.
El emperador Teodosio el
Grande adornó el hipódromo el 390 trayendo un obelisco
desde Egipto (el obelisco de
Teodosio) y lo erigiéndolo dentro de la pista. Tallado en granito rosa, fue
erigido originalmente en el Templo de Karnak en Luxor alrededor del 1490 a. C.,
durante el reinado de Tutmosis III. Para trasladar el obelisco hasta
Constantinopla, Teodosio tuvo que dividirlo en tres piezas. Solo sobrevive la
parte superior, erigida actualmente en el lugar donde Teodosio la colocó, sobre
un pedestal de mármol. El obelisco ha sobrevivido casi 3.500 años en condiciones
asombrosamente buenas.
Fuente: Wikipedia.
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