Fuente pública con 2 torres de luces LED de 15 metros que se reflejan sobre el agua, obra del escultor catalán Jaume Plensa.
Las fuentes se reinventan en tiempos tecnológicos. Bueno, todas no, pero sí la fantástica Crown Fountain. El escultor Jaume Plensa diseñó este gran proyecto con la intención de que la obra de arte tecnológica y de ingeniería la disfrutara el ciudadano corriente. El agua es uno de los cuatro elementos esenciales del planeta Tierra. Desde tiempos remotos, las civilizaciones se asentaron cerca del mar y de los ríos. El agua siempre ha sido un punto de encuentro, de celebración, de unión de fronteras… El símbolo indiscutible de la vida.
El proyecto Crown Fountain nace de la intención de acercar las fuentes clásicas con los surtidores-gárgolas al ciudadano. Jaume Plensa para dar sensación de cercanía, idea una fuente acorde con los nuevos tiempos. Cambia los rostros de personajes mitológicos por las caras de los ciudadanos de Chicago, Estados Unidos. El escultor concibió dos torres formadas por pantallas LED, sobre un gran estanque de granito negro, reflectante con pocos centímetros de agua. En las pantallas se proyectan los rostros de los ciudadanos, al igual que Andy Warhol hizo con screen tests, retratos vivientes de personajes famosos. Entre las dos torres en un face to face colosal se consigue un performance tecnológico rotatorio. Las dos caras parecen interconectarse y expresarse entre sí en una danza gestual. Un hipnótico baile entre rostros e imágenes de la naturaleza. Crown Fountain es un sugerente punto de encuentro en Millennium Park que invita a la diversión y la reflexión de los visitantes.
El agua del Crown Fountain se habilita entre los meses de mayo a octubre. De las dos torres fluye el agua a modo de cascada a través de la boca de la persona que, en ese momento, proyecte la pantalla, al mismo tiempo que su sonido te transporta a la naturaleza. Escultura e individuo se vinculan por un lapso de tiempo en el que se conjugan los sentimientos más ancestrales con las tecnologías vanguardistas.
“Siempre he sostenido que la escultura tiene más que ver con el tiempo que con problemas secundarios como la escala o el espacio. Este concepto del tiempo como el sedimento de las experiencias dentro de una memoria general donde también caben los recuerdos. El trabajo terminado comienza su propio ciclo, y al igual que otro recuerdo se vincula con la memoria más amplia, en la que ninguna cronología tiene sentido. El tiempo es la sustancia de mi trabajo”.
Jaume Plensa.
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