Dead Chicken Alley. El patio más pintoresco del barrio, aquel que verás en todas las fotos, con muchísimos murales, pintadas y pegatinas. Un espacio prácticamente autogestionado por algunos de los artistas que trabajan en él, con algún bar muy chulo y un par de museos pequeños: uno dedicado a Ana Frank y otro a Otto Weidt. Este último es de entrada gratuita y merece muchísimo la pena.
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