A 6 km al norte de Saint-Malo, se encuentra Rothéneuf. Una
playa está orientada al mar abierto, mientras la otra mira a una bahía de
acantilados y dunas. Sobre el escollo se encuentra elcomplejo de las Rochers
sculptés, más de 300 figuras de guerreros, piratas y monstruos marinos esculpidos
en la roca por el abad Fouré, que desde 1870 dedicó veinticinco años de su vida
a crear estas imágenes.
Adolphe-Julien Fouéré nació en Saint Thal (Francia) en el año
1839. En 1863, con veinticuatro años, fue ordenado sacerdote y asignado a Rothéneuf, situado entre Mont-Saint-Michel
y el estuario de Rance, en la Bretaña francesa.
En 1870 sufrió un accidente cerebral que le dejó sordo y
mudo, y por tanto incapaz de seguir ejerciendo su ministerio sacerdotal.
Aceptando lo que consideró un designio divino se retiró como ermitaño a la
Costa Esmeralda, a unos cinco kilómetros de la localidad de Saint-Malo.
Gran aficionado a la historia, se empapó durante años de la
historia local, en la que abundaban los mitos relacionados con piratas,
contrabandistas y nobles sanguinarios, muchos de ellos relacionados
directamente con la familia Rothéneuf, conocida en toda la región desde final
del siglo XVI y que incluso le ha dado nombre a la zona. El clan Rothéneuf fue
conocido mucho más allá de la Bretaña por sus hazañas y fechorías. Contrabandistas,
ladrones y traficantes sin escrúpulos
que durante muchísimas décadas fueron dueños y señores de toda la cosa entre
Mont-Saint-Michel y Saint-Malo, hasta que fueron exterminados por las tropas
revolucionarias. Incluso existe una leyenda que cuenta que el jefe del clan
murió luchando contra un monstruo surgido de las olas.
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