En 1866, el rey Carol I eligió el lugar
personalmente para construir un palacio que fuese residencia de verano y que
favoreciese los problemas repiratorios de su frágil hija. Junto al castillo de Peles – que es como se
llama-, en los alrededores, se construyeron también un elegante balneario, y
varios hoteles de lujo, como el Palace de 1911, y un casino.
El Castillo
Peles se encuentra situado en un jardín organizado al modo pintoresco de
los paisajes ingleses. Fue construido por orden del rey Carol I y costeado
íntegramente por el soberano.
El aspecto exterior del edificio es
similar al de un chalet suizo inspirado por la arquitectura renacentista
bávara, un estilo muy común en este tipo de edificaciones del siglo XIX, ajenas
a los progresos de la nueva arquitectura del hierro y el cristal. Abundan los
elementos clásicos en las galerías columnadas o de madera tallada y en la
monumental portada, realzada por una torre.
El abigarrado interior es un muestrario
de las más ricas labores artesanales europeas, destacando el fino trabajo de la
madera que, en forma de delicados paneles de taracea, recubre gran parte de las
estancias del castillo. También hay que destacar el rico mobiliario con el que
se decoraron estos amientes, en su mayoría piezas del siglo XV de un alto nivel
artístico. Otro de los elementos decorativos de mayor belleza del castillo son
las vidrieras, añadidas entre 1883 y 1914.
En su testamento de 1914, el monarca
dispuso que el palacio debía convertirse en un museo.
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