lunes, 10 de septiembre de 2018

Castillo de Peles. Sinaia. Rumanía.


 


 


 
















En 1866, el rey Carol I eligió el lugar personalmente para construir un palacio que fuese residencia de verano y que favoreciese los problemas repiratorios de su frágil hija. Junto al castillo de Peles – que es como se llama-, en los alrededores, se construyeron también un elegante balneario, y varios hoteles de lujo, como el Palace de 1911, y un casino. 

El Castillo Peles se encuentra situado en un jardín organizado al modo pintoresco de los paisajes ingleses. Fue construido por orden del rey Carol I y costeado íntegramente por el soberano.

El aspecto exterior del edificio es similar al de un chalet suizo inspirado por la arquitectura renacentista bávara, un estilo muy común en este tipo de edificaciones del siglo XIX, ajenas a los progresos de la nueva arquitectura del hierro y el cristal. Abundan los elementos clásicos en las galerías columnadas o de madera tallada y en la monumental portada, realzada por una torre.

El abigarrado interior es un muestrario de las más ricas labores artesanales europeas, destacando el fino trabajo de la madera que, en forma de delicados paneles de taracea, recubre gran parte de las estancias del castillo. También hay que destacar el rico mobiliario con el que se decoraron estos amientes, en su mayoría piezas del siglo XV de un alto nivel artístico. Otro de los elementos decorativos de mayor belleza del castillo son las vidrieras, añadidas entre 1883 y 1914.

En su testamento de 1914, el monarca dispuso que el palacio debía convertirse en un museo.
 

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