En el corazón de China
y bordada por el río Amarillo al este, la provincia
de Shaanxi tuvo también su época de esplendor. En 1066 a.C., la dinastía Zhou del Oeste estableció su capital en Hao, cerca de la moderna Xian. Unos 850
años después, el primer emperador de China, Qin Shi Huangdi, unificó el país
desde aquí. Xian se convirtió en la sede del poder político de las sucesivas
dinastías imperiales, entre ellas la Han del Oeste, la Sui y la Tang, durante
más de un milenio. En el siglo IX, Xian, por entonces conocida como Chang’an,
se había convertido en la ciudad más grande y próspera del mundo, inundada por
las riquezas que llegaban a través de la Ruta de la Seda. En el clímax de la era
Tang, los más de un millón de habitantes de Xian rendía culto a sus dioses en
más de un millar de templos emplazados en el interior de las vastas murallas de
la ciudad.
La ciudad es rica en
tesoros, desde el ejército de los
guerreros de terracota, al noroeste de Xian, concebido para guardar la
tumba del primer emperador de China, al Museo de Historia de Shaanxi, con un
fondo de más de 3.000 piezas que abarca desde vasijas de bronce shang y shou a
bisutería y arte funerario tang.
Pero Xian ofrece otros
lugares de interés, entre ellos el amplio templo
de los Ocho Inmortales, asociado a las leyendas taoístas, y las dos pagodas del Ganso, íntimamente
relacionadas con el budismo tang. La montaña
sagrada de Hua Shan, al este de Xian, estimula los músculos y el espíritu.
Xi’an, la capital de la
moderna Shaanxi también lo fue de once dinastías a lo largo de 4.000 años,
entre ellas la Han del Oeste, Qin, Wei del Oeste, Zhou del Norte, Sui y Tang.
Los chinos remontan su origen al tiempo del mítico emperador Amarillo, que hizo
de Xianyang su capital (2200-1700 a.C.). Xian alcanzó su apogeo bajo la
dinastía Tang, cuando su emplazamiento en el extremo oriental de la Ruta de la
Seda la transformó en una metrópoli que congregaba a mercaderes extranjeros y a
otras religiones, como el cristianismo nestoriano, islam, zoroastrismo,
maniqueísmo y budismo. La ciudad ofrece espléndidos monumentos y un próspero
sector turístico.
Torre de la Campana.
La enorme torre de la Campana, con su
inconfundible triple cubierta de color verde, se eleva en el cruce de las
cuatro arterias principales de Xian, en pleno centro.
Esta estructura de
madera erigida sobre una plataforma de ladrillo se construyó por primera vez en
1384 a dos manzanas de aquí, pero se reubicó en su emplazamiento actual en
1582. En 1739 fue restaurada. La torre, que tenía una gran campana de bronce
que se tañía cada mañana, alberga una colección de campanas, carillones e
instrumentos musicales. El balcón que recorre el exterior brinda buenas vistas
de las calles principales.
Torre de la Campana, desde la Torre del Tambor.
Torre de la Campana, desde la Torre del Tambor.
Torre de la Campana, desde la Torre del Tambor.
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