Este ejército de
terracota fue descubierto por unos campesinos en 1974 cuando cavaban un pozo.
Las sobrecogedoras figuras de tamaño natural se modelaron en arcilla amarilla
para la tumba de Qin Shi Huangdi, el déspota que unificó China hace 2.200 años.
Las excavaciones dejaron al descubierto tres fosas y más de 7.000 soldados,
arqueros y caballos. En la fosa 1 se halla la infantería, la fosa 2 (en
excavación) alberga caballería y soldados, y la fosa 3 (excavada parcialmente)
parece ser el centro de mando, con 70 oficiales. Cada guerrero –todos en origen
estaban pintados con pigmento y dotados de un arma- presenta rasgos faciales
diferentes.
Tumba
de Qin Shi Huangdi.
Los guerreros de terracota
son sólo una parte –el ejército guardián- de una extensa necrópolis. Un
kilómetro y medio al oeste de las fosas se alza una colina que se cree que es
el túmulo funerario del emperador Qin Shi, un tirano preocupado por la muerte y
su legado personal. Qin Shi no reparó en gastos a la hora de construir su tumba
y empleó para ello a 700.000 personas durante más de 36 años. Las crónicas han
legado un mapa en miniatura de su imperio, un territorio recorrido por ríos de
mercurio bajo un cielo tachonado de perlas en representación del cielo
estrellado. Se cree que el complejo alberga además 48 tumbas de concubinas, que
fueron enterradas vivas, un destino que también corrieron los obreros para
evitar que desvelaran la ubicación y el diseño de la tumba. Dos carros de
bronce, originariamente enterrados en ataúdes de madera, se hallaron cerca del
túmulo funerario y han sido reconstruidos.
Fosa 1
Fosa 1
Fosa 1
Fosa 1
Fosa 1
Fosa 2.
Fosa 2.
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