La
iglesia de San Francisco en Évora es una iglesia de arquitectura
gótica-manuelina. Construida entre 1480 y 1510 por los maestros pedreros Martim
Lourenço y Pero de Trilho y decorada por los pintores regios Francisco
Henriques, Jorge Afonso y Garcia Fernandes, está íntimamente ligada a los
acontecimientos históricos que marcarán el período de expansión marítima de Portugal.
Queda patente en los símbolos de la monumental nave abovedada ojival: la cruz
de la Orden de Cristo y los escudos de los reyes fundadores, Juan II de
Portugal y Manuel I de Portugal.
Según
la tradición, en esta iglesia fue sepultado Gil Vicente en 1536.
Ségun
la tradición, el Convento de San Francisco de Évora habría sido la primera casa
de la Orden de los Franciscanos en Portugal, habiendo sido fundada en el siglo
XII. Según los cánones de la Regla de San Francisco, la primitiva iglesia
monástica tenía tres naves, con capillas comunicantes entre sí. En este
primitivo edificio se realizaron varias ceremonias importantes, tales como la
boda de Pedro I de Portugal con Constanza Manuel de Villena. De ese período
quedan algunos vestigios, como lo demuestran las frestas trilobuladas al lado
del pórtico principal. La iglesia sería remodelada al final del siglo XV,
construyéndose el magnífico templo que hoy subsiste y que es una de las más
impresionantes iglesias portuguesas. Respetando los límites originales, las
tres naves fueron sustituidas por la nave única subsistente, cubierta por la
bóveda gótico-manuelina que alcanza 24 metros de altura. El Convento de San
Francisco vivió entonces su época dorada, cuando la corte del rey Alfonso V de
Portugal se instaló en el espacio conventual durante sus estancias en Évora. De
esta forma, la iglesia de San Francisco fue elevada a la la categoría de
Capilla Real, de ahí los múltiples escudos regios de Juan II y Manuel I. En
esta época, recibió el monasterio el título de Convento de Oro, tal eran las
riquezas con que la Familia Real lo decoraba.
Descripción del edificio
Destacan
en toda la iglesia las características de la arquitectura gótico-manuelina,
particularmente en las almenas y torres de las fachadas, en el pórtico
principal y en la magnífica bóveda de la nave.
Nave de la iglesia
En
la extensa nave del templo, se abren diez capillas laterales, compuestas por
retablos de talla dorada y policromada (siglo XVIII) y de estucos (siglo XIX).
Algunos provienen de la iglesia del Convento da Graça, de donde fueron salvados
de la ruina. En el baptisterio está la pila bautismal de la antigua iglesia de
San Pedro y una curiosa representación del Bautismo de Cristo en el río Jordán,
proveniente del antiguo convento de Santa Mónica.
Capilla Mayor
El
retablo de la capilla mayor substituyó a un conjunto de pintura renacentista
(en la actualidad disperso por los Museos de Évora y en el Museo Nacional de
Arte Antiguo). El retablo actual es de la segunda mitad del siglo XVIII, en
mármol, obra que contrasta con el ambiente manuelino del espacio. En él se
exponen las grandes imágenes de San Francisco y Santo Domingo, como era
costumbre en las iglesias franciscanas. En el alzado de la capilla hay dos
bellísimas ventanas renacentistas de mármol, en donde la Familia Real asistía a
los oficios religiosos (en el siglo XVI) y un gran órgano de tubos dieciochesco
(de Pascual Caetano Oldovini). El coro de los monjes está decorado con representaciones
de varios santos franciscanos. Los altares colaterales tienen todavía varias
pinturas del período renacentista.
Capilla de la Orden Tercera
Particularmente
majestuoso es el conjunto artístico de la Capilla de la Venerable Orden Tercera
de San Francisco de la Penitencia (constituida por legos), en la que se
conjugan armoniosamente todo el esplendor de la talla barroca del periodo
juanil con los azulejos y telas representativas de temáticas franciscanas.
Capilla de San Juanito
Pequeña
dependencia renacentista, de bóveda nervada, otrora independiente del templo
franciscano, levantada en la cara norte del transepto. Fue la primitiva sede de
la Santa Casa de la Misericordia de Évora y bajo su portada está la escultura
del Ángel de la Anunciación, en mármol del siglo XVI.
Sala del Capítulo
De
la destrucción de la parte conventual se salvó la antigua sala del capítulo,
que en el siglo XIX fue transformada en Capilla del Señor de los Pasos de la
Casa de los Huesos (imagen de grande devoción local, representando el
sufrimiento de Cristo en el camino del calvario). El camarín donde se expone la
imagen es una maqueta de la capilla mayor de la Sé de Évora, habiendo sido
construida por orden de J. F. Ludwig, más conocido por Ludovice, el arquitecto
que la proyectó en el siglo XVIII.
La
Capilla de los Huesos es una de las curiosidades de este gran monumento, siendo
uno de los ex-libris de la ciudad de Évora. La capilla fue construida en los
siglos XVI y XVII, en el lugar del primitivo dormitorio de los frailes. Su construcción
partió de la iniciativa de tres frailes franciscanos que querían proporcionar
una mejor reflexión acerca de la brevedad de la vida humana. La capilla está
constituida por huesos provenientes de las sepulturas de la iglesia del
convento y de otras iglesias y cementerios de la ciudad. Las paredes y parte de
las bóvedas de la capilla están revestidas de millares de huesos humanos, que
ilustran la idea de los monjes fundadores, expresada en la frase que está
encima del pórtico de la capilla: “Nosotros los huesos que aquí estamos, por
los vuestros esperamos”.
La
iglesia es todavía rica en estatuas religiosas, pintura renacentista y barroca,
patente en las capillas y demás dependencias que llegaron a nuestros días.
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