Cerca
de Fisherman’s Wharf, entre 1933 y 1963 Alcatraz fue un penal de infausto recuerdo
–nadie pudo escapar vivo, que se sepa- donde purgaron sus penas delincuentes
como Al Capone. Desde el muelle en Fisherman’s Wharf zarpan numerosos cruceros
de una hora por la bahía para visitar el antiguo penal de Alcatraz. Este último
suele estar lleno en verano y hay que sacar los tiques con antelación. La ex cárcel
de Alcatraz, situada en las gélidas aguas de la bahía, permite un recorrido
guiado por sus pasillos (al principal lo llamaban Broadway y al del fondo,
Times Square), su comedor (el último desayuno del 21 de marzo de 1963, huevos
revueltos, cereales y fruta), sus celdas, incluida la famosa de Frank Morris,
uno de los tres únicos presos que logró escapar, se mantiene intacta, con la cabeza del muñeco con el que engañó a
los guardianes. Su historia se contó en la película: La fuga de Alcatraz. Igual
de mítica es la de Al Capone, quien ingresó en 1934 por evadir impuestos.
Cuentan que allí aprendió hasta a hacer ganchillo.
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