Al lado de las Ruinas de San Isidoro nos encontramos con otro de los secretos que esconde el Parque del Retiro, es la Casita del Pescador, un capricho que ordenó construir Felipe VII , un lugar de ensueño que era utilizado por el mismo Rey y la familia real para desconectar de la estresada vida palaciega. Un rincón realmente bello que no todo el mundo conoce.
La Casita del Pescador es una de las construcciones más pintorescas y encantadoras del Parque del Retiro, en Madrid. Su historia está ligada a los proyectos de embellecimiento del parque durante los siglos XVIII y XIX.
Orígenes:
La Casita del Pescador fue construida en 1817 bajo el reinado de Fernando VII. Este monarca impulsó varias reformas en el Retiro para convertirlo en un espacio de recreo privado de la familia real.
Diseñada como un lugar de descanso, la casita estaba rodeada por un estanque artificial, lo que daba la impresión de una pequeña isla flotante.
Finalidad:
Su propósito principal era servir como un espacio para la contemplación y el disfrute del entorno natural.
También simbolizaba el gusto por los jardines exóticos y las construcciones pintorescas que se pusieron de moda en Europa durante esa época.
Diseño arquitectónico:
Es un edificio pequeño de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas, decorado con vivos colores, que destacan entre el verde del parque. Su estilo evoca la arquitectura romántica y bucólica del siglo XIX.
Está rodeada de un pequeño estanque en el que, originalmente, se podía practicar la pesca, una de las aficiones de la realeza.
Uso a lo largo de los siglos:
Durante el siglo XIX, la casita fue un elemento decorativo central en los paseos reales y uno de los lugares favoritos de los visitantes del Retiro.
Con el tiempo y tras la apertura del parque al público en 1868, se integró como parte del paisaje histórico del parque.
En el siglo XX sufrió un periodo de abandono, pero fue restaurada más tarde para recuperar su esplendor original.
Estado actual:
Hoy en día, la Casita del Pescador sigue siendo un punto de interés dentro del Retiro. Aunque ya no se utiliza para la pesca, es un lugar perfecto para admirar la historia y la estética romántica del parque, y se encuentra junto a uno de los rincones más tranquilos del Retiro. Es especialmente popular entre los visitantes que buscan fotografiar sus colores vibrantes y disfrutar del entorno.
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