¿Qué son los
santuarios?
Se da este nombre a una serie de edificios de la época postalayótica
con planta cuadrangular. La fachada principal suele ser ligeramente curvada
hacia el interior, mientras que la fachada trasera puede tener las dos esquinas
redondeadas o adquirir forma de ábside. El espacio interior, sin
compartimentaciones, tiene un pilar o una losa central o varias columnas que debían
sostener la cubierta, a pesar de que hay autores que piensan que se trataría de
espacios a cielo abierto como los recintos de la taula de Menorca. También se
han documentado pequeños hogares, cisternas y bancos adosados a las paredes.
Todavía hoy desconocemos con exactitud cuándo se empezaron a
construir estos edificios que, en términos generales, podemos situar en torno
al siglo IV A.C. Los objetos encontrados en su interior sitúan sus últimos usos
entre los siglos II y I A.C. Algunos santuarios, pues, podrían haber tenido una
larga vida, incluso más allá de la conquista romana en el año 123 A.C. Otros,
en cambio, sufrieron graves incendios alrededor de esta fecha, posiblemente
como consecuencia de los conflictos entre las milicias romanas y la población
isleña.
El contexto social y
la fundación de los santuarios.
El final del periodo talayótico vino marcado por el
distanciamiento de algunos grupos familiares de un modelo de la vida que se
basaba en la reciprocidad y la solidaridad. A lo largo del postalayótico se
habrían ido consolidando unas relaciones de desigualdad económica entre los
miembros de las comunidades. Estas situaciones habrían facilitado a un sector
de hombres pertenecientes a las élites, entre otras cosas, una intensa
dedicación a la preparación militar para enrolarse como mercenarios en los
ejércitos de Cartago primero, y de Roma después, en sus luchas por el control
del Mediterráneo. Son los famosos honderos.
En este contexto, lo que hoy denominamos santuarios podrían
haber sido edificios al culto o viviendas de los grupos domésticos más
poderosos, o ambas cosas a la vez. Serían espacios privativos de un sector
minoritario de la comunidad que reforzaría su posición social mediante los
símbolos de la fuerza, la violencia y la virilidad representados en figuras
tauromorfas y de guerreros de bronce, por otro lado valores propios de una
sociedad plenamente patriarcal. Habrían sido el marco donde algunos hombres de
las élites tomaban decisiones que afectaban a toda la comunidad o a sus
relaciones con otros poblados, o incluso donde se negociaba y se organizaba la
participación de honderos en los ejércitos de las potencias coloniales.
El santuario de Son
Corró.
Los santuarios son las estructuras más características de la
arquitectura sacra de la época post-talayótica (500-123 aC). Se caracterizan
por ser edificios de planta cuadrada con esquinas redondeadas o bien con planta
en forma de herradura, construidos con la técnica ciclópea de la piedra en
seco. Algunos autores defienden que fueron los primeros edificios de tipo
exclusivamente sacro de la prehistoria balear y que podrían estar ligados a la
aparición de castas o roles sacerdotales.
Se afirma que los rituales que se llevaron a cabo en ellos
estaban relacionados con banquetes rituales. En su interior se documentaron
cenizas y carbones además de restos de animales cocinados y consumidos. Además,
las cerámicas halladas muy probablemente estuvieron ligadas funcionalmente al
consumo y libación de líquidos, seguramente vinos.
El santuario de Son Corró se conoce desde 1895, cuando,
durante los trabajos de remodelación de una pared seca para ampliar la
superficie de cultivos de la finca, aparecieron, entre otros materiales
arqueológicos, tres cabezas de toro realizadas en bronce que han dado a este
yacimiento una gran relevancia. El entonces director del Museo Arqueológico Luliano,
Bartolomeu Ferrà, realizó una intervención durante la cual se documentaron y
recuperaron varios materiales arqueológicos, y se realizó una planimetría y
diversos alzados del santuario, documentando el trazado de los muros y la
localización de trece tambores o pilares monolíticos, de tendencia cilíndrica y
de unos 55-75 cm de diámetro.
La siguiente intervención en el yacimiento tuvo lugar durante
el centenario del hallazgo del santuario. El año 1995, el Ayuntamiento de
Costitx adquirió el solar donde se ubica el yacimiento y se inició una campaña
de reexcavación y restauración dirigida por el Dr. Rosselló Bordoy. El Dr.
Rosselló Bordoy interpretó el santuario como una edificación con una cubierta
sustentada por seis columnas, dispuestas en dos filas de tres y situadas
perpendicularmente a la entrada, resituando los tambores en la posición en la
que se observan hoy en día. Esta intervención resultó muy polémica, ya que
muchos investigadores consideraron que no existían evidencias para justificar
esta solución y defendieron que se respetara la visión que B. Ferrà publicó.
Fuente: santuario de Son Corró.
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