Al norte del Desierto de Mojave, el
parque nacional Death Valley es famoso en Estados Unidos por sufrir en verano
las temperaturas más altas del Globo –alguna vez se ha llegado a los ¡60º Celsius!-,
por registrar la mayor profundidad en tierra firme del planeta y por su
insólito y espectacular paisaje.
El valle en sentido estricto se extiende
a lo largo de unos 160 kilómetros y tiene una anchura máxima de 25, pero el
parque nacional comprende una zona mucho mayor.
El nombre del lugar proviene de las
tragedias y sufrimientos que padecieron los pioneros, cuando decidieron tomar
este camino como atajo para llegar más rápido a las zonas auríferas de
California. Algunos nunca llegaron a su destino, pues murieron deshidratados.
El Valle de la Muerte atrajo a numerosos
mineros optimistas en busca de cobre, plomo, oro, plata y bórax. Sólo el bórax
pudo quizá compensar los esfuerzos y las muertes, ya que los otros minerales
nunca fueron hallados. Sin embargo, sí encontraron oro en la grava, lo que significó
unos beneficios de tres millones de dólares en un periodo de dos años.
El Death Valley carece casi por completo
de sombra y de agua. Además de ser escalofriante y grandioso, el paisaje ofrece
el espectáculo de un área quemada por el sol, que al atardecer se refleja en
las rocas y éstas adquieren tonalidades rosadas y moradas. Aquí se ve una
variedad infinita de terrenos, formaciones rocosas, colores y plantas. La
temperatura sobrepasa con facilidad los 40 grados centígrados y no hay humedad.
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