El Modernismo fue un fenómeno de
renovación cultural y artística, de difusión internacional, que marcó el
periodo de transición entre los siglos XIX y XX.
La introducción de la nueva estética en
la isla se vio favorecida por el deseo de modernidad que compartían los
intelectuales y algunos sectores del ámbito económico.
La antigua fisionomía del centro
histórico de la ciudad se vio alterada por la aparición de un importante número
de edificios de distinta índole que constituirán la síntesis y la expresión de
la filosofía del movimiento modernista. El modernismo se vio reflejado en la
construcción y renovación de viviendas plurifamilares como es el caso de Can
Barceló.
El maestro de obras que se encargó de la
misma fue Bartolomé Ferrà Perelló (1843-1924), un hombre del movimiento
cultural denominado “La Renaixença”,
próximo a los planteamientos del Neogótico y desde esa perspectiva partidario
de la revivificación del Medioevo, de su espíritu y de sus creaciones. Impulsor
de la fundación del Museo Arqueológico Luliano, del cual fue su primer
director, Ferrà vio en la abertura de la fábrica de azulejería “La Roqueta” esta presencia del pasado por
cuya recuperación tanto había clamado. Ferrà aplicó la ornamentación azulejera
en esta casa, Can Barceló (1902-04),
lamentando la imposibilidad de un uso más reiterado.
La azulejería aplicada a la fachada es
obra del dibujante mallorquín Vicenç Llorens. De los nueve plafones dos son ornamentales, con los motivos
bicromos de las águilas y de los dragones
(ya aplicados en el Gran Hotel). Los restantes contienen las alegorías
de la música, la arquitectura, la literatura, la cerámica, la industria textil
y el comercio. Estos últimos se justifican por la relación del promotor y
propietario del edificio, con una de las principales fábricas textiles de la isla.
Además se aprecia hierro forjado en los
balcones y cuatro miradores no muy decorados. En el dintel de los balcones del
primer piso se ve cerámica vidriada con forma de mariposas y baldosas con
motivos vegetales esquemáticos. Una línea horizontal de azulejos atraviesa la
mediana del edificio. Sobre los dinteles de las ventanas ajimezadas del último
piso, hay medallones cerámicos representando águilas.
Según las características, este edificio
pertenece a la corriente secesionista con elementos de estilo premodernista.
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