sábado, 12 de marzo de 2016

Can Barceló



El Modernismo fue un fenómeno de renovación cultural y artística, de difusión internacional, que marcó el periodo de transición entre los siglos XIX y XX.

La introducción de la nueva estética en la isla se vio favorecida por el deseo de modernidad que compartían los intelectuales y algunos sectores del ámbito económico.
La antigua fisionomía del centro histórico de la ciudad se vio alterada por la aparición de un importante número de edificios de distinta índole que constituirán la síntesis y la expresión de la filosofía del movimiento modernista. El modernismo se vio reflejado en la construcción y renovación de viviendas plurifamilares como es el caso de Can Barceló.

El maestro de obras que se encargó de la misma fue Bartolomé Ferrà Perelló (1843-1924), un hombre del movimiento cultural denominado  “La Renaixença”, próximo a los planteamientos del Neogótico y desde esa perspectiva partidario de la revivificación del Medioevo, de su espíritu y de sus creaciones. Impulsor de la fundación del Museo Arqueológico Luliano, del cual fue su primer director, Ferrà vio en la abertura de la fábrica de azulejería  “La Roqueta” esta presencia del pasado por cuya recuperación tanto había clamado. Ferrà aplicó la ornamentación azulejera en esta casa, Can Barceló  (1902-04), lamentando la imposibilidad de un uso más reiterado.

La azulejería aplicada a la fachada es obra del dibujante mallorquín Vicenç Llorens. De los nueve  plafones dos son ornamentales, con los motivos bicromos de las águilas y de los dragones  (ya aplicados en el Gran Hotel). Los restantes contienen las alegorías de la música, la arquitectura, la literatura, la cerámica, la industria textil y el comercio. Estos últimos se justifican por la relación del promotor y propietario del edificio, con una de las principales  fábricas textiles de la isla.

Además se aprecia hierro forjado en los balcones y cuatro miradores no muy decorados. En el dintel de los balcones del primer piso se ve cerámica vidriada con forma de mariposas y baldosas con motivos vegetales esquemáticos. Una línea horizontal de azulejos atraviesa la mediana del edificio. Sobre los dinteles de las ventanas ajimezadas del último piso, hay medallones cerámicos representando águilas.

Según las características, este edificio pertenece a la corriente secesionista con elementos de estilo premodernista.













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