Por iniciativa del Ayuntamiento de Sóller, se construyó su torre y un
pequeño edificio en 1842 pero no llegaría a iluminarse. Se traspasó al
Ministerio de Obras Públicas en 1852 inaugurándose el 20 de febrero de
1859 como faro de 4º orden. Al no haber sido proyectado por ningún
ingeniero, cosa habitual entonces, la construcción interna de la torre
era atípica para los faros de la época y carecía de cámara de servicio,
por lo que los torreros allí destinados debían realizar sus turnos en la
misma linterna, lo que provocaría la protesta de los mismos al tener
que hacer su trabajo en condiciones más duras que el resto de compañeros
de los otros faros. Su primera apariencia luminosa fue de luz fija y
utilizaba una lámpara moderadora de aceite de oliva, pero algunos años
después se sustituyó por una lámpara Maris de 2 mechas.
En 1918 se electrificó el faro pero en abril de 1952 una fuerte
tormenta destruyó la línea eléctrica y se hubo de utilizar la lámpara de
socorro, tipo Aladino, hasta agosto de 1963 cuando volvió a ser
electrificado su sistema de iluminación. En los años setenta se implantó
una óptica de lámparas de haz sellado, que permaneció en servicio hasta
noviembre de 2008.
Actualmente cuenta con una óptica acrílica y lámparas de descarga de
400 w. Aunque hoy en día el faro está muy bien comunicado con el Puerto
de Soller, sin embargo en el siglo XIX esta señal se encontraba bastante
aislada y en invierno, con las lluvias frecuentes de la zona y algunos
torrentes en plena actividad, los torreros tardaban más de dos horas y
media en poder llegar al reducido núcleo de población que entonces
existía en el puerto. Cuando el torrero de Sa Creu necesitaba que le
sustituyeran, generalmente acudía uno de los dos que vivían en Cap Gros.
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