A inicios del siglo XX surgen en Europa movimientos
artísticos renovadores. En Bélgica y Francia florece el art nouveau, de líneas
onduladas y exuberante decoración floral, con símbolos iconográficos
recurrentes como lirios, nenúfares, dragones, leones y mariposas. En Austria
triunfa el Secesionismo austero, lineal y geométrico. Y en muchos lugares se
reviven los historicismos, que evocan el pasado y el exotismo colonial y
recogen elementos de otros estilos precedentes como el neomudéjar, neogótico y
neobarroco. Todos ellos son frecuentemente etiquetados como modernismo, pues,
de hecho, al hablar de modernismo no debemos hacer referencia a un estilo sino
a una actitud de renovación, que rompe con el pasado y busca nuevas formas de
expresión, que recupera el valor de la artesanía a la vez que aplica nuevos
materiales, como hierro, vidrio y cemento, y a la vez es una nueva forma de
entender el arte, de pensar, vestir, creer.A inicios del siglo XX surgen en
Europa movimientos artísticos renovadores. En Bélgica y Francia florece el art
nouveau, de líneas onduladas y exuberante decoración floral, con símbolos
iconográficos recurrentes como lirios, nenúfares, dragones, leones y mariposas.
En Austria triunfa el Secesionismo austero, lineal y geométrico. Y en muchos lugares
se reviven los historicismos, que evocan el pasado y el exotismo colonial y
recogen elementos de otros estilos precedentes como el neomudéjar, neogótico y
neobarroco. Todos ellos son frecuentemente etiquetados como modernismo, pues,
de hecho, al hablar de modernismo no debemos hacer referencia a un estilo sino
a una actitud de renovación, que rompe con el pasado y busca nuevas formas de
expresión, que recupera el valor de la artesanía a la vez que aplica nuevos
materiales, como hierro, vidrio y cemento, y a la vez es una nueva forma de
entender el arte, de pensar, vestir, creer.
El Modernismo en Mallorca se enmarca entre 1901, año
en que se inicia la construcción del Gran Hotel, y 1914, fecha en que el
arquitecto catalán Antoni Gaudí abandona las obras de la Catedral. Coincide con
los años de gestación y aprobación del Plan Calvet y se caracteriza por la
realización de edificios innovadores, como el Gran Hotel, la Estación del Tren
de Sóller, el Matadero Municipal y, viviendas y comercios burgueses. Conviven
en la isla proyectos ejecutados por arquitectos catalanes como Gaudí y Lluís
Domènec y Montaner -que aportan el modernismo catalán de tendencia próxima al
Art Nouveau-con arquitectos locales, de tendencia secesionista e historicista
por sus estancias en Madrid y en las capitales europeas, como son Gaspar
Bennàssar, Jaume Alenyar, Josep Alomar, Francesc Roca y Guillem Reynés.
En la última década del siglo XIX, ni Mallorca, ni el
conjunto de las Baleares, contaron con un contexto socioeconómico apropiado, al
contrario que Cataluña, para acoger e implantar el nuevo movimiento artístico.
La industria textil y del calzado había sufrido un fuerte revés a causa de la
pérdida de mercados en Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Tampoco la agricultura,
concretamente la producción de vinos, tuvo más suerte a causa de la filoxera.
El proceso de industrialización no se dio aún, por lo que tampoco existía una
burguesía fuerte capaz de financiar la nueva arquitectura floreciente.
Sin embargo, el Modernismo balear sí se desarrolló al
margen de esta realidad. Al igual que en el caso de la arquitectura
renacentista y barroca, la modernista también afectó mayoritariamente a la
decoración de fachadas (salvo excepciones). El principal canal difusor del
Modernismo en Mallorca fue Barcelona, la corriente más ondulante y floral
(Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner), aunque también recoge la
influencia del Art Nouveau belga y francés (Guimard, Horta, Van de Velde,
etc.). La mayor parte de los edificios modernistas siguen la corriente
decorativa catalana. Muchos de sus arquitectos vinieron a las islas para
realizar algún proyecto, como Gaudí en la catedral, Rubió, Domènech…, cuyas obras
mallorquinas no suponen ninguna novedad respectos a sus obras catalanas. Por
otra parte, hubo arquitectos isleños que se afiliaron
a esta corriente como Bennássar, Roca, Reynés, que aceptaron el
nuevo estilo para responder a unos gustos muy puntuales dentro de la sociedad
balear. A pesar de la adscripción de estos artistas
oriundos, el Modernismo en las islas fue básicamente epidérmico, aplicando
decoración Art Nouveau a estructura arquitectónicas tradicionales.
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