miércoles, 20 de diciembre de 2023

Templo Honen-in, Kioto, Japon.

No muy lejos del Ginkakuji, el Pabellón de Plata, sobre el camino del filósofo, está el templo Honen-in que bien merece una visita.

El Templo Honenin (法然院, Hōnen-in) de Kyoto fue construido en el año 1680 para honrar al fundador de la secta Jodo: Honen (1133-1212). Se aconseja visitar este templo especialmente en Abril durante la temporada de cerezos en flor y en otoño para ver sus magníficos arces cuyos colores alcanzan un brillo inimaginable.




El Templo Honenin, además, tiene un pequeño jardín de camelias el cual puede verse desde la sala Hojo. La sala Hojo alberga pinturas de Kano Mitsunobu y está abierta al público solamente durante las dos primeras semanas de Abril (1-17) y la primera semana de Noviembre (1-7) porque es cuando el templo tiene más visitas.

En las alturas boscosas de la antigua capital, después de haber logrado la subida y haber cruzado un umbral, se encuentra el paraíso de Amida (nombre japonés del Buda Amitabha) que parece hechizar a todos los que lo visitan. Aquí, los exteriores magnifican el interior.

Un jardín seco de arena blanca cuidadosamente rastrillada por los monjes quienes cambian las formas simbólicas en la arena dependiendo de la estación, un jardín de musgo, un estanque... todo esto contribuye a que uno sienta el momento presente. 




Es una escenografía que invita al silencio. Hay estatuas de piedra que vigilan el lugar. 





Pero eso no es todo. Desde hace más de veinte años, Shinsho Kajita, el monje principal de Honen-in, ha estado recibiendo artistas contemporáneos de todo el mundo, pues considera que la función de los creadores no está lejos de la de los religiosos. "Hoy en día, dijo, muchos visitantes vienen a admirar el patrimonio artístico budista japonés. Sin embargo, es necesario recordar que, en su tiempo, estas obras también fueron consideradas arte contemporáneo".

El Templo Honenin a veces tiene pequeñas exhibiciones de músicos y artistas locales en una pequeña sala situada a la derecha de la puerta Sanmon. Estos últimos años se han llevado a cabo más de cien eventos al año en este templo incluyendo simposios, recitales de música japonesa y occidental y ceremonias de té.

Aún si algunas personas pueden ofenderse al ver instalaciones o escuchar bossa nova en un lugar dedicado a Amida, el monje organiza casi un centenar de eventos cada año, teniendo en mente que el budismo va más allá de la moral social. El arte, una expresión de vida, genera una dinámica, a pesar de que a veces refleja una visión oscura de la realidad del mundo. Una invitación a reflexionar.

Honen

Este templo está dedicado al monje Honen (1133-1212). Fundador de la escuela budista Jodo-shu, la secta de la Tierra pura, uno de los tres movimientos amidistas. El abogó por la simplificación de los ritos. Una persona carismática, que ayudó a popularizar el amidismo en Japón. Según él, la simple invocación del Buda Supremo garantiza la entrada al paraíso...

Las almas duermen en paz

Algunos ilustres difuntos descansan en el cementerio que está junto al templo. Un encuentro póstumo con hombres notables incluye: el economista, escritor y poeta humanista Kawakami Hajime (1879-1946), el defensor de los campesinos y los obreros, que tradujo El Capital, de Karl Marx a la lengua de Basho; el filósofo Kuki Shuzo (1888-1941) quien estudió con Martin Heidegger y tuvo a Jean-Paul Sartre como tutor y el escritor Tanizaki Junichiro (1886-1965), autor del famoso El elogio de la sombra.

Los árboles imponentes, excelentes guardianes, aseguran la paz de este lugar. 


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