domingo, 28 de octubre de 2018

Poarta Encaterinei, Brasov. Rumanía.



La Poarta Encaterinei se trata de una edificación con cuatro torrecillas en la que luce el escudo de Brasov que daba la entrada a la ciudad y fue construida en 1559 formando parte de un conjunto defensivo más amplio demolido en 1827.

Iglesia fortificada de Prejmer. Rumanía.








































 























Muy cerca de Brasov –lo que nos permite ser una excursión de medio día desde la ciudad transilvana– Prejmer no sólo es conocida por su iglesia, sino que además es cuna de artesanos ceramistas, y un pueblo precioso donde acercarse a conocer el folclore de Rumanía.

Esta fortaleza es posiblemente la más impresionante de la región, ostenta el título de ser la de mayores dimensiones de toda Europa, y su estado de conservación es tan magnífico que parece que salimos de una historia de la plena Edad Media. Tenemos constancia de la iglesia ya en documentos de 1240. Fue construida por los Caballeros Teutónicos entre 1212 y 1213, tiene una planta de cruz y bóvedas de estilo gótico tardío.

La pequeña capilla gótica que alberga su interior fue construida originalmente en el siglo XIII con planta de cruz griega pero, más tarde, fue adaptada al estilo cisterciense.

Ante la llegada de incursiones y asaltos la población se resguardaba intramuros, habitando las celdas organizadas en viviendas de varios pisos que hoy podemos observar. Además del eficiente sistema defensivo, un túnel subterráneo conectaba con el exterior, de manera que podían aprovisionarse. Los muros tienen ocho metros de grosor, con torreones y bastiones que convertían Prejmer en un refugio seguro. Al edificio se accede a través de un pasaje abovedado de 100 metros de largo, reforzado con dos hileras de puertas. Y en la muralla de techo rojo se podían acomodar como comentábamos hasta 212 habitaciones en cuatro pisos unidos por escaleras de madera. Todas las familias de la aldea tenían un cuarto designado para refugiarse en caso de ataque.

Actualmente debe su imponente aspecto a los tres recintos amurallados construidos entre los siglos XV y XVIII y al largo corredor abovedado de acceso, en cuyo centro se sitúa una gran reja levadiza o rastrillo. El recinto más interno tenía numerosas habitaciones para dormir, comedores y galerías para alojar a toda la comunidad en caso de asedio. Dos de las torres fueron demolidas y el foso se rellenó pero varias de las habitaciones han sido despejadas y pueden visitarse.

Hay también un pequeño museo que exhibe una colección de trajes sajones.