domingo, 30 de octubre de 2016

Confeitaria Nacional Belém y Santuário Nacional de Cristo Rei. Lisboa. Portugal.

Confeitaria Nacional Belém.

Santuário Nacional de Cristo Rei.



Copia del Cristo Redentor de Río de Janeiro, esta monumental estatua abre sus brazos en cruz sobre la orilla sur del Tajo. El gigantesco Cristo de 28 m de altura, tallado entre 1949 y 1959, se eleva sobre un pedestal de 82 m y fue un regalo del escultor Francisco Franco a Salazar.
El Cristo es visible desde varios puntos de la ciudad, pero merece la pena coger el transbordador hasta Margem Sul, también conocido como la Outra Banda (la otra orilla), y desde aquí tomar el autobús o un taxi hasta el monumento. La cima, a 82 m de altura, ofrece una magnífica panorámica del río y de la ciudad.

Tranvía de Lisboa. Portugal.







Una de las actividades imprescindibles en cualquier visita a Lisboa es darse una vuelta en el tranvía nº 28. La ruta pasa a través de muchos de los distritos más destacados de Lisboa, como Baixa, Graça, Alfama o Estrela, aunque la mayoría de los visitantes lo utiliza para subir la empinada cuesta que separa Baixa de Alfama y el castillo.

Debido a la gran cantidad de subidas y bajadas que hay a lo largo de la línea, sólo los clásicos tranvías Remodelado, originalmente puestos en circulación en los años 30, son capaces de desplazarse por las inclinadas vías. Estos tranvías, que en cualquier otra ciudad estarían en un museo, forman parte integrante de la red de transporte público de Lisboa, y un paseo en el tranvía nº 28 es una actividad agradable y muy recomendada de la que disfrutar durante cualquier visita a Lisboa.

El tranvía nº 28 es la ruta de tranvía más larga que hay en Lisboa, y el recorrido realiza un bucle por la parte este de Baixa, Graça y Alfama antes de encaminarse al oeste, en dirección a Estrela y Campo Ourique. El primer tramo del viaje es el favorito de la mayoría de los turistas, ya que el tren serpentea por el distrito de Alfama y pasa por delante de la Catedral Sé y el mirador de Santa Luzia. El tramo en dirección oeste es igualmente muy agradable y panorámico, a través del distrito de Estrela y la magnífica Basílica, una de las joyas ocultas de Lisboa.

Los billetes pueden comprarse a bordo del tranvía, bien al conductor o bien en la máquina expendedora; de cualquiera de estas maneras, el billete sencillo cuesta €2,85. Una opción más rentable consiste en comprar un pase ilimitado válido por 24h, que incluye los servicios de metro, tranvía y autobús. Estos billetes cuestan €6,00 y pueden comprarse en las estaciones de metro, pero no a bordo del tranvía. El tranvía nº28 es la ruta más popular de la red de tranvías, y hay salidas cada 11 minutos todos los días. Las últimas salidas del día se producen sobre las 21:00h.

Durante la temporada turística estival, el tranvía está muy concurrido a partir de media mañana hasta media tarde, por lo que conviene evitar estas horas. El mejor momento para montarse en el Tranvía 28 de Lisboa es a primera hora de la mañana o por la tarde temprano, momentos en que el número de pasajeros es menor. Por desgracia, es un hecho conocido que las grandes cantidades de turistas que se juntan en un espacio reducido atrae a los carteristas, que suelen merodear por la ruta, por lo que es necesario vigilar en todo momento las bolsas y las carteras.

El tranvía nº 28 sale de la Praça do Martim Moniz (al norte de Baixa) y en su primer tramo atraviesa los distritos de Graça y Alfama. En el camino que recorre Alfama, el tranvía pasa frente a la Catedral Sé, proporcionando una oportunidad maravillosa para sacarle fotos. El tramo entre el mirador de Santa Luzia y el distrito de Baixa es el más concurrido.

Desde Baixa, el tranvía nº 28 atraviesa el distrito de cines y teatros de Chiado, el distrito de la vida nocturna de Barrio Alto y el imponente distrito de Estrela. La Basílica de Estrela es el último de los principales lugares de interés turístico que hay a lo largo de la ruta, y el servicio de tranvía termina en la no muy destacable estación de Campo de Ourique. El trayecto completo del tranvía 28 de Lisboa tiene una duración de 40 minutos.

La construcción de los pequeños tranvías Remodelado amarillos se remonta a los años 30, por lo que son unos tranvías que rebosan encanto tradicional, desde sus contadores y palancas originales hasta sus incómodos bancos de madera pulida. Estos tranvías se llaman Remodelado porque durante los años 90 se mejoraron el sistema eléctrico y los frenos, lo cual resulta de agradecer. Algunos pasajeros pueden quizá pensar que los frenos son a veces demasiado buenos.

Si consigue ocupar una plaza junto a la ventana, el tranvía nº 28 de Lisboa le ofrecerá una visita fantástica por la ciudad por el precio de un simple billete de autobús. Una vuelta en este viejo tranvía no es algo cómodo, los bancos son de madera, las vías del tranvía parecen parte de una montaña rusa y los potentes frenos mandan a los pasajeros rodando por el pasillo, pero ¿cambiaría algún turista cualquier parte de la experiencia? ¡Desde luego que no!

Castillo de San Jorge. Lisboa. Portugal.







Tras la conquista de Lisboa en 1147, el rey Afonso Henriques convirtió la ciudadela de la colina en residencia de los reyes portugueses. En 1511 Manuel I edificó un palacio más lujoso en lo que es ahora la Praça do Comércio, y el castillo se usó como teatro, prisión y depósito de armas. Después del terremoto de 1755, las murallas quedaron en ruinas hasta 1938, cuando Salazar comenzó su renovación reconstruyendo las murallas medievales y añadiendo jardines y aves de caza. Los jardines y las estrechas calles del barrio de Santa Cruz entre las murallas constituyen un agradable paseo aderezado con las mejores vistas de Lisboa.

Igreja de São Vicente de Fora, Estatua de San Vicente, Miradouro das Portas do Sol. Lisboa. Portugal.


Igreja de São Vicente de Fora.

 
Estatua de San Vicente en el Miradouro das Portas do Sol.

Monasterio de los Jerónimos. Belém. Lisboa. Portugal.


La espectacular bóveda de la iglesia de Santa María se sustenta por delgadas columnas octogonales, que se abren en la parte superior y crean un espacio amplio y armónico.

Las tumbas de Manuel I, su esposa Dona Maria, Joao III y Catarina descansan sobre elefantes en las cuatro capillas laterales del altar mayor.


Tumba del rey Sebastiao: la tumba de Dom Sebastiao está vacía. El joven rey nunca volvió de la batalla de 1578.


 
Tumba de Luis de Gamoes. En el Monasterio de los Jerónimos del barrio lisboeta de Belem, descansan los restos del poeta portugues Luis de Camoes, bajo un túmulo neomanuelino. Este Monasterio donde también reposan los restos del navegante Vasco de Gama, fue construido por el rey Manuel I para conmemorar el afortunado regreso de las Indias del citado navegante. En su tumba podemos leer unas líneas de su obra Os Lusíadas: " Pera servir-vos, braço às armas feito, Pera cantar-vos, mente às Musas dada...."

Tumba de Luis de Gamoes.

Tumba de Vsco da Gama: la tumba fue erigida en el siglo XIX y en la talla hay símbolos náuticos, como cuerdas y esferas armilares.

Refectorio: sus muros están cubiertos de azulejos del siglo XVIII. El panel del extremo norte muestra El milagro de los panes y los peces.

Claustro: la más auténtica creación manuelina de Joao de Castilho data de 1544. Los arcos y la balaustrada están adornados con tracerías y bellas figuras.

La sala capitular alberga la tumba de Alexandre Herculano (1810-1877), historiador y primer alcalde de Belém.



Monumento a la grandeza de la era de los descubrimientos, el monasterio es la obra más representativa del estilo manuelino. Manuel I lo mandó construir en 1501, tras el regreso de Vasco da Gama de su histórico viaje, y se levantó gracias al dinero de la pimiento, es decir, con las ganancias del tráfico de especias. Varios arquitectos trabajaron en su construcción, el más notable de los cuales fue Diogo Boitac, sustituido por Joao de Castilho en 1516. El monasterio perteneció a la orden de San Jerónimo hasta 1834, año en el que se disolvieron todas las órdenes religiosas.

sábado, 29 de octubre de 2016

Torre de Belém. Lisboa. Portugal.










Entre 1515 y 1521, Manuel I mandó levantar esta torre defensiva en medio del río. Antiguamente, era el punto de embarque para los navegantes que partían a descubrir nuevas rutas marítimas, por lo que esta joya manuelina se ha convertido en símbolo de la expansión de Portugal. El exterior de la torre está ricamente decorado: piedras talladas imitando cordajes, balcones abiertos, atalayas moriscas y almenas con forma de escudos. El salón gótico debajo de la terraza, antiguo almacén de armas y prisión, es austero, pero las habitaciones privadas merecen la visita por la bella arquería y el panorama que desde allí se contempla.

Una imagen de la Virgen del Feliz Retorno mira al mar como símbolo de protección para los marinos que zarpaban a ultramar.