lunes, 8 de noviembre de 2021

Concatedral de Santa María. Cáceres. Extremadura.

La Santa Iglesia Concatedral de Santa María es el templo cristiano más importante de Cáceres y, desde el año 1957, posee rango de Concatedral.

El origen de esta iglesia se remonta al siglo XIII como templo románico pero su destrucción hizo que se planteara entre los siglos XV y XVI una nueva iglesia, de estilo tardogótico. De esta etapa románica quedan canecillos tardorrománicos –cabezas de la viga que asoma al exterior- sobre las puertas góticas occidental y meridional.

El templo está construido en sillería dorada y el exterior destaca por la sobriedad típica de la arquitectura medieval española. Debido a su reconstrucción entre los siglos XV y XVI se impregna de elementos de transición hacia el gótico y renacentistas, visibles en la torre y el coro.

Entre los espacios más destacables de la Concatedral de Santa María de Cáceres están las dos portadas del templo. La principal, y más característica que da acceso desde la Plaza Mayor, se sitúa en el lado del Evangelio y es singular su arco apuntado gótico, correspondiente a finales del siglo XIII y principios del XIV.

Una vez dentro del templo, el gótico es visible en sus tres naves –del Evangelio, nave central y nave de la Epístola- de cinco tramos con bóveda de crucería, sobresaliendo las tres bóvedas absidiales en torno a la Capilla Mayor. El retablo mayor de esta capilla es una de las joyas del templo y del renacimiento español, elaborado en madera de cedro y roble.

A los pies del templo se eleva la tribuna del coro realizada por el maestro Pedro de Marquina a mediados del siglo XVI.

En el exterior de la Concatedral eleva su altura la torre de tres cuerpos trazada por el maestro Pedro de Ybarra y ejecutada en tal solo dos años, entre 1554 y 1556.

Un recorrido por este templo que transmite un estilo sobrio en el exterior, pero un rico gótico en su interior, ofrece al visitante contemplar obras como el Cristo Negro, escultura gótica del siglo XV muy venerada por el pueblo cacereño.

RETABLO MAYOR:

El retablo que preside la Capilla Mayor fue ejecutado a mediados del siglo XVI por Roque Balduque y Guillén Ferrant, ambos maestros muy reconocidos, resultando un ejemplo muy característico en la retablística del Renacimiento Español.

Al carecer de policromía -característica que lo hace único-, es aconsejable acercarse hasta éste para observar las distintas partes que lo integran detenidamente, adivinando todas las escenas representadas e identificando todo el simbolismo que rezuma en su acusado sentido ascendente, realizado en madera de cedro y molduras de pino “de Arenes”.

Durante los años 50 se situaron en el presbiterio los sitiales para los canónigos, cuando esta antigua iglesia fue dotada con el rango de Concatedral. En la parte superior, sobre el retablo, llama poderosamente la atención una pintura de temática medieval, representando la lucha del bien contra el mal, que escenifica la lucha del Arcángel San Miguel contra los demonios.

CAPILLAS:

Repartidas a lo largo de las tres naves, una de las capillas más sobresalientes es la llamada Capilla del Sagrario. Si bien su fábrica es reciente, en ella se conserva el Sancta Sanctorum de la Concatedral, pues en la actualidad es capilla sacramental, destinada al culto continuo a Jesús Sacramentado, centro y culmen de la vida cristiana.

En ella se yergue un magnífico retablo dieciochesco y diversas esculturas y pinturas de gran valía por su antigüedad. También, en su interior alberga la antiquísima pila bautismal, que conserva el agua del primer sacramento de la iniciación cristiana.

La Capilla de la Milagrosa muestra cómo en la Concatedral el patronazgo nobiliario familiar estuvo patente antaño por las continuas referencias heráldicas a lo largo de todo el templo. En la actualidad, en esta capilla tiene lugar el centro de devoción a la Virgen Milagrosa, culto muy arraigado en nuestros días por todo el orbe católico.

Un arco de medio punto timbrado de heráldica nobiliaria da paso a la Capilla del Cristo Negro, que en su reducido espacio interior y bajo una bóveda de crucería cobija la efigie del crucificado más querido por los cacereños, titular de su antiquísima hermandad de penitencia.

Cierra este conjunto, la Capilla de San Miguel, patrocinada por la familia aristocrática Carvajal. En ella se custodia la imagen del Príncipe de la Milicia Celestial en un magnífico retablo dieciochesco.

SACRISTÍA:

Accediendo a ella a través de una imponente portada renacentista ejecutada por Alonso de Torralba en el siglo XVI, la Sacristía alberga en su interior parte del Museo Catedralicio.

La Sacristía es el lugar presente en todas las iglesias, en el cual se custodian los vasos sagrados y las vestiduras sacras necesarias para la celebración de la Eucaristía.

En ella podremos admirar la belleza de diversos vasos sagrados y utensilios litúrgicos de todas las épocas: la custodia procesional del Corpus, cálices, incensarios, bandejas, antiguas cruces procesionales finamente labradas -como la cincelada por Juan Varela en el siglo XVII-; así como grandes esculturas, como es el caso de una Virgen Gótica del siglo XV y el Cristo Crucificado advocado “del Refugio”.

El espacio museístico se complementa con otras estancias, en las que es posible apreciar valiosos libros corales, de notable antigüedad, así como el facistol donde eran depositados para su lectura durante los oficios.

TORRE-CAMPANARIO:

Emoción e historia se funden en un mismo sentimiento durante la espectacular subida a la torre de tres cuerpos y de estilo renacentista de la Concatedral.

Los cuatro flameros -pináculos decorativos-, situados en la parte superior, dotan de un perfil característico a este emblema de la Concatedral, con un diseño atribuido al maestro Pedro Marquina y cuya construcción se prolongó durante el siglo XVI.

Desde ella puede observarse una panorámica de 360º, todo el conjunto monumental de la ciudad de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad, considerado de los mejores conservados de toda Europa.

Durante la subida a la torre, también es posible contemplar toda la planta y la plementería del templo, bajo una magnífica bóveda de cañón y rosetones diseñados por Pedro de Ybarra a mediados del siglo XVI.

MUSEO CATEDRALICIO:

El Museo Catedralicio se distribuye entre la Sacristía -cuya portada, realizada por Alonso de Torralba, constituye un magnífico ejemplo del Renacimiento extremeño- y una estancia superior a la que se accede a través de un pasillo y que tuvo la función de Sala Capitular. En ellas se muestran de forma exquisita el rico patrimonio litúrgico de la Concatedral, exponiendo diversos y variados utensilios utilizados para el culto y las celebraciones eucarísticas más relevantes.

Dividido en dos partes bien diferenciadas, en la primera estancia es posible apreciar de cerca obras de gran valor como la gran custodia utilizada en la festividad del Corpus Christi, realizada en el siglo XVII por el platero cacereño Diego Rodríguez de Prado.

A través de las vitrinas pueden observarse objetos destinados a las celebraciones litúrgicas como incensarios, utilizados para purificar y perfumar; navetas, donde se contiene el incienso; un acetre con su hisopo que se utiliza para las aspersiones litúrgicas; bandejas y ánforas con el santo crisma y el óleo para los enfermos y los catecúmenos; vinajeras donde se deposita el agua y vino; cálices, copones y patenas. También se muestran valiosas custodias de las denominadas “de sol”, que es donde se expone la sagrada forma para la adoración de los fieles.

La documentación histórica -fuente indispensable para el estudio del monumento y de la religiosidad a través del tiempo- se muestra, procedente de los archivos parroquiales, en las Bulas Papales y otros documentos de suma importancia e interés. En esta sala se puede observar la Virgen Gótica del s. XV, ricamente policromada y, otra pieza de alta calidad, es el Cristo crucificado del s. XVIII, también conocido como «del Refugio».

En la segunda y la tercera estancia dedicada al Museo Catedralicio la historia de la música -tan importante en los templos cristianos- cobra relevancia. Se muestran los libros corales utilizados siglos atrás y el facistol donde eran expuestos para el canto y la lectura coral.


 
San Pedro de Alcántara.



Retablo Mayor.



Capilla de la Virgen de los Dolores.
Capilla del Sagrario.

Capilla de la Milagrosa.
Capilla del Cristo Negro.


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