domingo, 12 de abril de 2020

Catedral de Cuenca.


La catedral de Cuenca es uno de los edificios más particulares de la Edad Media española y mucho se ha escrito acerca de ella para explicar su presencia en estas tierras ásperas de la Castilla Meridional.

Cuenca fue conquistada por Alfonso VIII de Castilla en el año 1177. A continuación la Mezquita fue cristianizada como era habitual hasta que se pudieran acometer las obras de un templo ex-novo de tipología cristiana. Esto debió suceder entre diez o veinte años después.

En 1208 se había consagrado el Altar Mayor por lo que la cabecera debió estar construida completamente para esa fecha.

Tradicionalmente, y como sucede con otros edificios un tanto exóticos y foráneos construidos en Castilla en aquella época (por ejemplo la fachada de Santo Domingo de Soria) se ha vinculado con la esposa del monarca, Leonor Plantagenet.

Como tradicionalmente se ha adscrito la Catedral de Cuenca a la corriente franconormanda, o más acertadammente de la Île-de-France, de la segunda mitad del siglo XII, se piensa que la reina Leonor inducuría que en ella participaran arquitectos del norte de Francia, que conocían lo que se realizaba en Laon.

El caso es que se trata de un edificio que, salvo peculiaridades y simplificaciones, se puede incluir en la categoría de Primer Gótico francés, es decir, perteneciente a esa corriente del siglo XII previa al gótico clásico y que tiene sus mejores exponentes en catedrales francesas como Laon, Soissons y París.

La iglesia original debió tener una cabecera de cinco ábsides escalonados, siendo el central muy desarrollado, aunque esta parte, como veremos, sufrió una importante transformación en el siglo XV.

Esta cabecera se unía a un transepto bastante prolongado y un cuerpo de tres naves.

En el crucero, se levantó una bóveda octopartita que sirve de apoyo a la gran torre del Ángel. Ésta es de base cuadrada en su primer tramo y octogonal en el superior.

Exterior de la catedral

No es mucho lo que se aprecia de la catedral de Cuenca en su vertiente exterior ya que se encuentra agobiada por distintas construcciones, además de haber sufrido bastantes transformaciones.

Lo más notorio es la gran fachada principal neogótica construida por Vicente Lampérez a comienzos de siglo XX (1910). Esta fachada había llegado a comienzos del siglo XX con elementos originales de época gótica y otros barrocos del siglo XVIII. Sea como fuera, en 1902 se derrumbó la torre del Giraldo y se llevó por delante parte de esta fachada (además de algunas vidas). Así surgió el proyecto para realizar un nuevo cerramiento de las naves. Lampérez se ocupó de la obra que también quedó inacabada, extremo que se aprecia en las torres inconclusas y en una serie de motivos ornamentales no rematados completamente.

Esta espectacular fachada, según su autor, pretendió reproducir la original. Tiene tres puertas de arco apuntado y por encima un piso con arcos apuntados y en medio un rosetón que imita completamente el del hastial norte del transepto. El remate está protagonizado por una galería porticada.

Otro elemento importante que se aprecia es el aspecto exterior de la Torre del Ángel que muestra en el exterior dos cuerpos superpuestos. El primero sólo se anima con un ventanal bíforo en cada cara con su respectivo mainel con columnilla. El piso superior muestra cuatro arcos apuntados muy rasgados en cada una de las caras.

De las naves, lo que mejor se puede contemplar son los muros correspondientes a los tramos de los pies del muro norte.

Los ventanales de las naves laterales son óculos circulares con tracerías polilobuladas. Por su parte los vanos de la nave central también son circulares y no tienen tracerías. Éstos últimos sólo llevan una especia de guardapolvos de arco ojival con decoración floran y rostros humanos en sus arranques. Entre medias se aprecia perfectamente la estructura de arbotantes.

Interior de la catedral de Cuenca

El interior de la catedral es, con mucho, lo más importante e interesante del templo.

Como en tantas catedrales españolas el coro se ubica en medio de la nave principal lo que impide una visión de conjunto del templo desde los pies.

Girola del siglo XVLa cabecera, primera parte de la construcción, sólo conserva de los siglos XII-XIII el ábside central, pues los laterales fueron eliminados en el siglo XV para construir una doble girola ya con la arquitectura y la estética propia del gótico final (bóvedas estrelladas) pero inspirada en la girola de la seo de Toledo.

Esta girola de dos naves se construyó alternando tramos cuadrados y triangulares (no trapezoidales) como sucede el catedral de Toledo. Los pilares llevan multitud de finísimas columnillas sin apenas capitel que se prolongan en innumerables nervios para formar la citada bóveda estrellada.

Bóvedas sexpartitas de la capilla principalEsta alteración hace mucho más espacioso el templo creando una cabecera hipertrofiada en comparación con la moderada superficie de las naves.

Mucho más interesante es el ábside central que se ha conservado. Tiene planta poligonal de siete lados y muestra un alzado con un primer piso de arcos muy apuntados (característica de toda la iglesia) con un segundo nivel de claristorio con ventanales de medio punto. El abovedamiento de esta capilla se lleva a cabo con sexpartitas, típica cubrición del primer gótico.

Los apoyos de los nervios son grandes pilares cilíndricos encapitelados y otros mucho más estrechos fasciculados con columnillas. Esta alternancia de apoyos y que ha extrañado a muchos es consecuencia de que en las bóvedas sexpartitas el apoyo que recibe el arco perpiaño soporta menos peso que los que recogen los cruceros por lo que es normal que sean más anchos (de hecho esto se da algunas catedrales góticas francesas como Sens o Bourges).

Las bóvedas sexpartitas también se extienden a otros lugares del templo, como el transepto y los dos primeros tramos de la nave central.

A partir de este punto, las bóvedas se convierten e cuatripartitas, adquiriendo una tipología más clásica.

Hay que citar que los arcos empleados en la obra inicial de los siglos XII y XIII son muy apuntados (de cuatro centros) y que llevan decoración zigzagueada típica de la arquitectura atlántica aunque también muy presente en el tardorrománico español. Por su parte los capiteles son vegetales con cestas bastante limpias y crochets y cogollos muy salientes.

Otra de las características más curiosas y mencionadas de la catedral de Cuenca es, precisamente, el alzado de esta nave central. El primer nivel es el de los arcos formeros como es preceptivo. Más arriba parece que se tuvo que improvisar la "fusión" del nivel del triforio y el claristorio, de tal manera que si bien se abrieron óculos circulares en el muro para dejar entrar la luz, delante se creó una grácil estructura de doble arco trilobulado, tracería circular envuelta por otro arco apuntado. Esta extraña estructura parece ser una solución de compromiso entre un triforio convencional pero que al mismo tiempo fuera piso de ventanas y ambas estructuras no debían molestarse la una a la otra.

Otro elemento curioso es que esta estructura tiene figuras de ángeles en la base del parteluz. Estos ángeles aluden a distintas virtudes.







Capilla de los Apóstoles. 

Es una capilla de gran tamaño, pues ocupa la superficie de dos tramos de la nave. Fue realizada en el año 1528 por los maestros canteros Juan de Alviz (*Alviz-Vizcaya †Cuenca ca.1530) y Antonio Flórez en estilo renacentista con elementos del gótico tardío. Fundada por el chantre García de Villarreal.


La portada realizada en 1527 por Francisco de Luna (†1551) está formada por un arco de medio punto, y decoración de nichos con veneras, columnas, pilastras y frisos, todo ello labrado con finísima decoración de candelabros con adornos florales, animales fabulosos, sirenas, niños, escudos, grifos, niños en las más variadas actitudes y dos bustos de perfil clásico en tondos en las enjutas de los arcos. Todo ello al más puro estilo del renacimiento. Los nichos que se pensaron para ser ocupadas por imágenes no llegaron a ocuparse por lo que permanecen vacíos. Solo la hornacina central superior tiene una talla policromada de la Virgen.


A la izquierda de la entrada hay un comulgatorio que como indica su nombre servía para recibir la comunión desde el exterior de la capilla. Se cierra este comulgatorio con una reja de círculos secantes entrelazados, forjada por Alonso Beltrán, en un estilo original propio de la Catedral de Cuenca. La decoración del vano se realiza con figuras de niños ángeles, cabezas, mascarones, volutas, sirenas y escudos. En el centro del tímpano de la zona superior un medallón con el busto de un personaje.


En el interior seis columnas adosadas a los muros y con decoración plateresca de finísima ejecución en sus fustes, sirven de apoyo a dos bóvedas nervadas estrelladas con terceletes y combados.


Preside la estancia un retablo renacentista del siglo XVI, dedicado a los Apóstoles con relieves en madera policromada y estofada realizadas por Giraldo de Flugo en 1560, y doce tablas representando a los Apóstoles de Cristo, atribuidas a Martín Gómez el Viejo (*ca.1500 †1562) y a su suegro Gonzalo de Castro. En el primer cuerpo el retablo está centrado por un relieve con la escena de la Resurrección de Cristo. Flanquean ocho tablas con ocho apóstoles. En el segundo cuerpo centra el retablo relieve con la Ascensión de Cristo y cuatro tablas que completan el apostolado. También podemos ver dos esculturas de San Zacarías y San Juan Bautista. En la parte superior de este segundo piso vemos dos lienzos ya de época posterior con representaciones de San Nicolás de Bari a un lado y San Julián y San Lorenzo en el otro lado. En el ático la figura del Padre Eterno y un Cristo Crucificado. Flanqueando al Padre Eterno dos óvalos pintados con dos profetas.


En uno de los muros junto a la entrada, podemos ver una tribuna en alto con una barandilla de forja, desde donde se podía seguir la misa con tranquilidad.


Además podemos encontrar en el interior de la capilla dos altares o retablos: el de la Virgen de la Salud y el de la Magdalena. El primer altar es el conocido como el de la Magdalena, obra de 1770 de José Martín de Aldehuela (*Manzanera-Teruel 1729 †Málaga 1802). En el centro un gran relieve de madera policromada representa a María Magdalena. En la parte superior pintura oval de Santa Catalina.


El altar de la Virgen de la Salud, está formado por un retablo barroco de 1638 atribuido a Andrés de Vargas. En el centro talla de madera policromada de la Virgen con el Niño, a la izquierda dos óleos sobre lienzo de San Miguel Arcángel y San Julián y a la derecha otros dos óleos de San Pantaleón y San Francisco de Asís. En la parte superior San Antonio de Padua.


Se cierra la capilla por una reja plateresca atribuida a Cristóbal de Andino (*ca.1480 †Burgos 1583). A destacar los balaustres de los lados y los relieves de hojalata del friso que representan cuatro escenas del Génesis (creación del hombre, creación de la mujer, el pecado original y la expulsión del paraíso). En el remate escudo de armas del fundador de la capilla. Queda la reja decorada en sus distintas secciones por dragones, niños, animales fantásticos, adornos de follaje etc.





Arco de Jamete.



Se trata de la puerta de acceso al claustro. Llamada así por su autor Esteban Jamete, natural de Orleans (Francia). Obra maestra del renacimiento español, con influencias del primer plateresco, fue realizado entre 1545 y 1550, por encargo por del obispo Sebastián Ramírez de Fuenleal a Esteban Jamete.


El conjunto se compone de un gran arco de entrada, una especie de zaguán y una portada que da paso al claustro. Se integra en este conjunto un rosetón gótico que contrasta con la portada renacentista, lo que hace que ambos elementos formen un conjunto sereno y equilibrado. El rosetón representa al árbol de Jesé y fue realizado por Giraldo de Holanda en 1550.


En la parte superior del gran arco de entrada encontramos la fecha de construcción (1546). Destaca en la rosca del arco, un apostolado de finísima talla.


En el intradós encontramos dos pequeñas capillas dedicadas a San Pedro y San Pablo.


Pasado el arco entramos en el llamado zaguán, se trata de un espacio abovedado con una cúpula de planta elíptica sobre pechinas, labrada con casetones en donde se alternan una rosa y un profeta. La bóveda quedó destruida en 1902 al caer la torre de campanas y sólo una parte ha sido rehecha con los materiales originales.



El coro. 

Siglo XVIII. Cerrado por una reja de Hernando de Arenas, natural de Cuenca, obra de 1577. De esta reja destaca la elegancia del torneado de sus barrotes, el calado de los dos frisos y, sobre todo, la bella crestería con motivos de candelabros, simbólicos delfines y el escudo catedralicio.


El coro está situado en el centro de la catedral, frente al altar mayor, que como sabemos es una originalidad de las catedrales góticas de España. La nave central recibe aquí el nombre de nave de los Reyes.


La sillería construida en madera de nogal, es obra de Manuel Gassó del año 1753. Dispone de 53 relieves tallados que representan imágenes de diversos santos. Del anterior coro gótico sólo se conserva la Virgen de alabastro situada encima del sitial del obispo, obra de Giraldo del Flugo.


El anterior coro de estilo gótico se encuentra hoy día en la Colegiata de Belmonte (Cuenca)


También encontramos dos órganos que son restauraciones de lo poco que quedó del que desapareció en el incendio de 1767. De época barroca, las cajas están diseñadas por José Martín de Aldehuela y los tubos fueron realizados por Julián de la Orden, organero conquense.


El trascoro lo ocupa un altar dedicado a San Fernando. En estilo plateresco, es obra de Jamete mientras que el cuadro es de Martín Gómez.







Altar de San Julián. Capilla del Transparente. 

Situada en el centro del trasaltar mayor. Proyectado por Ventura Rodríguez en el año 1752, el mismo consistía en construir un altar transparente con el fin de que pudiera verse el cuerpo incorrupto de San Julián. Esta obra fue realizada por Eugenio González y Pedro Ignacio Incharraundiaga. Esta obra conocida como el transparente, está inspirada en la que existe en la Catedral de Toledo. Las esculturas son del valenciano Francisco Vergara (siglo XVIII), mientras que los mármoles fueron trabajados por Blas de Renteria, y los bronces y rejas de Pedro Lázaro, Pedro Verda y Pedro Martinengo.
En su parte superior vemos varias esculturas que representan a las virtudes teologales, destacando la de La Caridad sobre el frontón partido de la derecha. En el interior de la capilla tres grandes altorrelieves nos hablan de San Julián. En el centro el santo recibe la palma del martirio de la mano de la Virgen, a la derecha el bautismo del santo y a la izquierda el santo con la cesta de mimbre y a su lado San Lesmes. En segundo plano la representación de uno de los milagros que se le atribuye (la aparición de unos mulos cargados de grano en una época de hambruna).
Tanto el altar mayor como el trasaltar están comunicados físicamente por un óculo que permitía ver desde uno y otro lado la urna con los restos de San Julián.
Los restos de San Julián fueron trasladados desde la Capilla Vieja de San Julián en 1760. La urna que hoy existe esta vacía, ya que la urna original que era de plata fue fundida durante la Guerra Civil Española y los restos del santo quemados en el patio del Palacio Arzobispal.

Altar de San Julián. Capilla del Transparente.


Antesacristía.


La Portada de entrada a la Sacristía Mayor, abierta en la Antesacristía, es del mismo estilo que el resto de la Sacristía, al gusto de transición entre el gótico y el plateresco propio de la época de los Reyes Católicos.


La puerta, con arco de medio punto y decoración vegetal, posee  en sus laterales dos tallas en madera policromada con pináculos, un recuadro ornamentado sobre el arco y encima una hornacina.


La parte superior de la portada está decorada con dos doseles sobre las tallas de madera policromada, con un recuadro entre ambos recorrido por un festón o guirnalda que enmarca un gran escudo central que corresponde al Cardenal y Obispo de Cuenca Rafael Galeote Riario, y a sus lados otros dos escudos con león rampante.

Encima una decorada hornacina con otro arco de medio punto que guardaba una imagen de la Virgen de la Asunción.
Fuera de la portada, en el muro, el cuadro de "Lamentaciones" citado en la Antesacristía.
Las dos tallas de madera policromada corresponden a las figuras de San Pedro y San Pablo, y fueron añadidas a la portada a finales del s. XVI.
En esta talla San Pedro porta el libro de sus Epístolas en su mano derecha, y las llaves en la izquierda.

En la talla de San Pablo, su libro de Epístolas lo sostiene con ambas manos.



Sacristía Mayor.

Sacristía Mayor.


Portada de la Sala Capitular.

A principios del siglo XVI, durante el gobierno del obispo Rafael Galeote Riario que se desarrolló entre los años 1.493 y 1.518 se efectuaron las obras de esta Sala Capitular, y en el siguiente pontificado de la diócesis correspondiente al obispo conquense Diego Ramírez de Villaescusa entre 1.518 y 1.537 es cuando se elaboraron tanto la fachada de su portada de entrada así como sus correspondientes puertas de madera.


Desde la Antesala de la Capitular anteriormente citada podemos apreciar la gran portada de arquitectura renacentista de entrada a la Sala Capitular con rica decoración, considerándose a Antonio Flórez como posible autor de la misma, si bien las puertas son de autor desconocido.


Está formada por un cuerpo principal y un montante, separados por un doble entablamento.


El cuerpo principal de la portada está constituido por un alto basamento sobre el que se apoyan cuatro columnas que en las hornacinas existentes entre sus intercolumnios se sostienen cuatro imágenes, de dos en dos, una encima de la otra.


Queda rematado este cuerpo principal en su parte superior por un entablamento con similar decoración que tienen las columnas, jambas y dintel.


Cada una de las basas de la portada está decorada en el centro de su tablero central por un león alado enmarcado por una cenefa decorada con flores de cinco pétalos


Las imágenes representadas en las hornacinas de los intercolumnios son las cuatro Virtudes Cardinales con sus correspondientes atributos.


En cuanto a los motivos ornamentales propios del estilo plateresco con el que se realizaron las columnas se encuentran variadas formas de armaduras, escudos, niños, mascarones, etc., todo ello entre una prolífica composición de grutescos.  


En el montante se representa la escena de la Adoración de los pastores, coronándose el arco con las tres Virtudes Teologales, la Fe en la parte central superior del arco y la Esperanza y Caridad en los exteriores del arco.


En el friso del doble entablamento existente sobre el antes citado y bajo el montante hay una decoración con escudo central y medallones laterales.


Los medallones contienen en cada lado relieves formados por bustos en los que desde una mano sale una filacteria a modo de aureola que les pasa por encima de la cabeza, abarcando los otros  unas calaveras sobre sus tibias como símbolo de la caducidad de la vida.


La ornamentación central de este friso del entablamento corresponde al escudo de armas del obispo Diego Ramírez de Villaescusa sostenido por dos ángeles.


La Adoración de los pastores con la Virgen arrodillada inclinándose sobre la cuna del Niño, con San José tras ella y tres pastores, uno de ellos con un laúd.


Sobre el arco y rematando la composición la virtud teologal de la Fe.


En las puertas de nogal que protegen la entrada a la Sala Capitular destacan los dos medallones superiores (uno en cada hoja) y bajo ellos las cuatro figuras de San Juan Bautista y San Pedro a la izquierda y San Pablo y San Juan Evangelista a la derecha. Figura de San Juan Bautista, con su brazo izquierdo recostado sobre el libro de la Ley y el árbol recortado, con su banderola al viento y bajo ella el simbólico cordero. San Pedro navegando sobre una barquita de la que sale una columna sobre la que se apoya con su mano izquierda; la barca y la columna simbolizan la Iglesia que Pedro dirige y gobierna, y las dos grandes llaves que porta simbolizan los poderes del reino otorgado por Jesús. En la hoja de la derecha San Pablo sujetando un libro y sosteniendo una espada y San Juan Evangelista sosteniendo la copa con una víbora, simbolizando el veneno de la herejía que tuvo que combatir, mientras que su mano derecha levantada hasta la altura de la cabeza señala con sus dedos la aureola que le sirve de corona. En el medallón de la puerta izquierda la escena de la Adoración de los Reyes Magos. La escena de la Transfiguración en el monte Tabor aparece en la puerta derecha.



Sala Capitular.

A principios del siglo XVI, durante el gobierno del obispo Rafael Galeote Riario que se desarrolló entre los años 1.493 y 1.518 se efectuaron las obras de esta Sala Capitular, y en el siguiente pontificado de la diócesis correspondiente al obispo conquense Diego Ramírez de Villaescusa entre 1.518 y 1.537 es cuando se elaboraron tanto la fachada de su portada de entrada así como sus correspondientes puertas de madera.

El interior de la Sala Capitular o de los Cabildos está formada por la sillería del Cabildo sobre la que hay unos lienzos representando a los Apóstoles, y cubriéndose la misma con un gran artesonado renacentista de madera de nogal que le sirve de techumbre.


La sillería del Cabildo tiene pilastras y entablamento de orden jónico que rodea toda la Sala.


La sillería fue realizada en el siglo XVI por Pedro de Villadiego, siendo reformada hacia 1.780 por el entallador Manuel Crespo.


Las pinturas en lienzos de las paredes de la Sala, colocadas sobre la sillería, muestran un Apostolado realizado por el pintor conquense Cristóbal García Salmerón  en el año 1.649, salvo las de San Matías y el Salvador, en la entrada y el testero de la Sala, que fueron ejecutadas en 1.779 por el pintor italiano Pedro Páez, preservando la uniformidad del conjunto.


Se cubre la sala del Cabildo con un artesonado renacentista de comienzos del siglo XVI, que fue pintado en el siglo XVIII.


Componen el artesonado dieciocho grandes casetones octogonales, completado con otros más pequeños de formas cuadradas y triangulares así como de otro tipo geométrico, conteniendo en su centro una rosa.


Capilla Honda.

Esta Capilla fue denominada en origen la Capilla de la Virgen de las Batallas a causa de que en ella depositó  Alfonso VIII la imagen tras la conquista de la ciudad de Cuenca y que le había acompañado en su tienda de campaña durante los nueve meses que duró el asedio, venerándose hoy en la catedral como la Virgen del Sagrario.


Su denominación de Capilla Honda le viene dada por estar situada por debajo del nivel del suelo de la Catedral, si bien actualmente está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús y por ello se le denomina Capilla del Sagrado Corazón.


El acceso a esta Capilla se realiza desde la girola, a través de una moderna puerta con arco de medio punto y descendiendo posteriormente unos escalones, encontrándose la misma entre la Capilla de Santa Elena y la Capilla del Socorro.


Su construcción corresponde a los primeros años del siglo XVI.


Protege la entrada a esta Capilla una reja con dos buenos frisos o cenefas.


En su interior destaca el artesonado renacentista de principios del XVI que posee su techumbre, y cuenta con tres retablos, algunos óleos sobre lienzo de los s. XVII y XVIII y una sencilla sillería. El geométrico Artesonado de su techumbre está creado con composiciones en forma de triángulos equiláteros, rombos, hexágonos y estrellas, decorados algunos de sus casetones con florones que cuelgan, sobre todo los dos centrales.


El artesonado descansa sobre un ancho entablamento ricamente decorado entre dos cornisas con canecillos o medallones en los que se representan cabezas monstruosas.


Tanto el friso entre las dos cornisas como bajo la inferior de ellas se adornan con animales fantásticos, floreros, máscaras, etc.


El Retablo Mayor de la Capilla, dedicado al Corazón de Jesús, es una obra barroca del siglo XVIII


También hay otro Retablo de gusto renacentista compuesto a principios del S. XVII dedicado a los santos S. Diego y S. Jacinto.

En las dos tablas de su centro quedan representados ambos santos que van orlados con inscripciones alusivas a su vida y a su canonización. En el montante podemos contemplar la pintura en tela de la Virgen con las manos juntas y en actitud orante.

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Capilla Honda también llamada Capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Recibe el nombre de "Honda" por encontrarse por debajo del suelo de la Catedral. También es una capilla bastante alargada equiparable en tamaño a la Sacristía y a la sala Capitular. Es una de las más antiguas de la Catedral. Antiguamente estuvo aquí la imagen de la Virgen de las Batallas que hoy día se encuentra en la Capilla del Sagrario. La Virgen de las Batallas fue entregada por el rey Alfonso VIII después de la conquista de Cuenca, ya que según tradición es la que acompañó al monarca durante el tiempo que duró el asedio a la ciudad.


Para acceder a la capilla hay que bajar una corta escalera situada junto a la capilla de Santa Elena que nos conduce después de atravesar una reja al interior de la capilla. La actual capilla es del siglo XVI pero conserva unas puertas mudéjares de los siglos XII y XIII. Se cubre por un artesonado renacentista de finales del siglo XV o principios del XVI. El artesonado basa su organización en el triángulo equilátero, con el que se forman rombos y estrellas, algunas tan espectaculares como las dos colgantes, monumentales y atrevidas, que dominan en el centro. El friso se adorna con una preciosa decoración vegetal de animales fantásticos, rematado en una cornisa cuyos canecillos figuran deformes cabezas.


El retablo mayor en el centro de la capilla, está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús y es una obra barroca del siglo XVIII.


A la izquierda encontramos el retablo de San Diego y San Jacinto (siglo XVII). En él encontramos dos pinturas de ambos santos, óleos sobre tabla y en la parte superior una copia en óleo sobre lienzo de la Virgen, del retablo de San Bavón de Gante de Van Eyck.


A la derecha el retablo de María Auxiliadora, del cual destacamos una pintura de la Virgen de la Leche de hacia 1600, que se encuentra en la parte superior del retablo. La talla de la Virgen es moderna del siglo XIX.



Capilla de los Caballeros.



Es la capilla más importante de la Catedral. Fundada hacia finales del siglo XIII por don Garci Álvarez de Albornoz († 18-09-1328), señor de la villa de Albornoz y por su esposa doña Teresa de Luna († 1362) como panteón familiar. Se cree que originariamente esta capilla estaba situada en uno de los ábsides de la catedral que fue demolida para construir la doble girola. Refundada por Gómez Carrillo de Albornoz, canónigo y tesorero de la Catedral, en estilo renacentista en el siglo XVI. Trazada por Antonio Flórez, comenzaron las obras entre 1520 y 1525 siendo terminadas en 1531.


La capilla tiene dos entradas, la primera por una portada que abre al brazo del crucero y la segunda a través de la reja que se abre en la embocadura de la girola con la nave del evangelio. La reja abierta en la girola es de Esteban de Lemosín, destacando el repujado del medallón con la escena de la Anunciación y el escudo de la crestería de la familia Carrillo Albornoz, así como la labor de forja de los barrotes. El nombre de la capilla está en la leyenda "sacellum militum" bajo el medallón y, por detrás, la que da fe del refundador: "Tesaurarii opus" (obra del tesorero). En la cenefa situada por debajo de la leyenda podemos ver dos pequeños medallones policromados con los bustos de San Pedro y San Pablo.


La segunda portada es de estilo plateresco. Destaca por el el símbolo de la muerte a gran tamaño (la calavera con guadaña y un fondo pintado con cortinaje) encima del frontón clásico y en su interior una inscripción que dice: "De Victis Militibvs Mors Trivmphat" (La muerte triunfa sobre los caballeros victoriosos). Debajo del frontón en el centro del friso podemos ver el escudo de la familia Carrillo Albornoz y flanqueándolo dos medallones con los bustos de San Pedro y San Pablo. La puerta se cierra por una pequeña reja con los escudos de la familia titular de la capilla, obra también de Esteban Lemosín. Ya en el interior de la capilla y sobre el dintel de la portada podemos leer una inscripción que dice: "Disrupta Magna Vetustate Restituta sit Perpetuo".


La capilla está formada por dos crujías cubiertas ambas por bóvedas góticas de arista con claves decoradas con escudos. En el muro de la izquierda encontramos dos Altares y a los pies dos enterramientos. El primer Altar con un óleo de La Piedad pintado por Fernando Yáñez de la Almedina, a los pies del altar enterramiento del canónigo Gómez Carrillo de Albornoz, cubierto por una lápida de mármol blanco con una inscripción parcial que dice: "Peccator Thesaurarius - migravit anno D. MDXXXVI Die XII SE....". Junto a este, el segundo Altar con un óleo de Yáñez de la Almedina con la representación de la Adoración de los Magos. A los pies enterramiento de Teresa de Luna († 1362), esposa de Garcí Álvarez de Albornoz. Destaca este sepulcro porque la figura de la difunta está grabada sobre una losa de pizarra negra, mientras que sobresaliendo del nivel del suelo la cabeza y la manos en relieve en piedra blanca de alabastro. El sepulcro es obra del siglo XIV y es el único resto que nos queda de la anterior capilla del siglo XIII. Una inscripción dice: "finó a dieciocho dias de mayo, era de 1.334".


En la siguiente crujía en el interior de dos arcosolios, sepulcros con estatuas yacentes de alabastro de Garcí Álvarez de Albornoz. En el muro una inscripción dice: "Aquí yace Garci Alvarez de Albornoz.... fino diez y ocho dias de setiembre era de mil e trecientos e sesenta e vi annos" († 18-09-1328 era cristiana) y de Alvar García de Albornoz, hijo del anterior. En el muro inscripción que dice: " Aquí yace Don Alvar García de Albornoz....e finó veinte e ocho dias de julio era de mil cccc e xii annos". († 28-07-1374 era cristiana), padre y hermano del cardenal Gil Álvarez de Albornoz, realizados en el siglo XVI durante la reforma de la capilla.


En el muro de enfrente aún encontramos un tercer sepulcro, el del obispo Antonio Palafox Croy (* Madrid 10-06-1740 † Cuenca 09-12-1802 / obispo entre 1800-1802), colocado en esta capilla en el siglo XIX.


Preside la capilla un retablo fechado en 1526 cuyo tema central es la Crucifixión de Cristo, óleo de Yáñez de la Almedina, en el mismo podemos ver a Cristo en la Cruz junto con un grupo de personajes propios de la escena y arrodillado a sus pies Santo Domingo de Guzmán en actitud orante. En la predela un total de cinco tablas, la central con la Resurrección de Cristo y a sus pies representado el donante de la capilla Gómez Carrillo de Albornoz. En los extremos de la predela, en martirio de Santa Inés y el otro lado el martirio de Santa Catalina de Alejandría. Flanqueando la tabla central dos tablas, una de ellas con San Pedro y San Pablo y la otra con San Juan Evangelista y San Juan Bautista.


Flanqueando la tabla central, a la izquierda una alargada tabla con la figura de un Papa y sobre esta en un medallón el profeta Isaías, a la derecha, la alargada tabla con una representación de un obispo y el medallón superior con la figura del profeta Hababuc.


En la parte alta una pequeña tabla con la Natividad de Jesús y más arriba el escudo de la familia Carrillo de Albornoz.




Capilla de los Muñoz. 

Fundada en diciembre de 1537 por el canónigo Eustaquio Muñoz (* ca.1468 † Cuenca 16-02-1546) sobre otras anteriores dedicadas a San Martín y a la Inmaculada Concepción. La obra fue realizada por Diego de Tiedra († 1559), que conservó de la anterior fábrica el arco de entrada polilobulado de tradición tardo-gótica. La fachada destaca por la gran cantidad de elementos escultóricos, así podemos ver en cornisamiento un grupo de "puti" y de sirenas en torno a un gran jarrón situado en el centro.


La fachada de Tiedra se distribuye en dos cuerpos separados por tres grandes columnas, en el cuerpo de la izquierda encontramos la portada de entrada y en el cuerpo de la derecha se sitúa el comulgatorio, cerrado por una reja de hierro. La portada formada por un arco polilobulado destaca por una moldura en piedra negra que la recorre en su totalidad y que forma en su parte superior una especie de alfiz.


Tiedra ordenó el conjunto con extrañas columnas de dos fustes superpuestos y diferentes. Con fustes estriados destacan las columnas inferiores de cuyo centro sobresalen dos brazos de guerrero que abrazan la columna, en el capitel una máscara un tanto terrorífica parece corresponderse con la cabeza propiedad de los brazos. Las columnas se apoyan en zócalos que adoptan forma de atlantes que parecen salir de los mismos En los fustes de la columnas superiores podemos ver el escudo del fundador de la capilla.


Una parte destacada por la riqueza escultórica de que dispone, es el comulgatorio. Flanqueando el vano vemos dos cariátides y junto a ellas en el interior de unas hornacinas las figuras en piedra de San Roque (a la izquierda) y San Rafael (a la derecha) este último de época posterior. Por encima del vano y en el centro la figura de la Virgen María con el Niño Jesús y a ambos lados San Jerónimo (a izquierda) y San Juan Bautista (a la derecha).


Ya en el interior de la capilla, vemos en el muro izquierdo un nicho con arco de medio punto que en origen debió tener un retablo y que hoy está ocupado por una imagen un tanto en soledad de la Virgen. Junto a este nicho vemos una puerta tapiada que tiene sobre el dintel un medallón con un bajorrelieve con el busto del fundador.


La capilla se cubre con bóvedas baídas en forma de casetones, cerca de cincuenta, los cuales tienen en su interior diversos relieves con bustos, santos, cabezas, ángeles etc. algunos de ellos bastante deteriorados por el paso del tiempo.


Preside la capilla un retablo plateresco de madera policromada fechado en la segunda mitad del siglo XVI, en cuyo centro encontramos a la Virgen y el Niño en compañía de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, niños. A la izquierda Santa Ana, San Joaquín, San Cristóbal y San Pedro; a la derecha San Zacarías, Santa Isabel, San Pablo y Santiago. En la predela en el centro Cristo yacente y en el ático del retablo Dios Padre entre ángeles trompeteros. Atribuido al imaginero Juan de Alarcón o al propio Diego de Tiedra.


Las rejas de la capilla, tanto de la puerta como de la ventana son de autor desconocido del siglo XVI.




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