jueves, 14 de agosto de 2014

Honfleur.





Ste-Catherine.

Le Bouchon.



Honfleur.
Los sabores, los colores, la atmósfera de la famosa ciudad donde el Sena llega al mar, no se deben a grandiosos monumentos o soberbias obras de arte, sino más bien al cuidado y variado diseño de una arquitectura menor de los siglos XVII y XVIII que, en un laberinto de calles, crea un cuadro lleno de personalidad, capaz desde hace más de un siglo de atraer a artistas y pintores. La historia de Honfleur está ligada a su estratégico puerto, punto de embarque de los grandes navegantes que en el siglo XVI partían al descubrimiento de nuevos mundos, y convertido después en escala comercial de primera importancia. El Pont de Normandie, extraordinaria obra de ingeniería contemporánea (1995), sobre el estuario del Sena, parece subrayar la unión de la ciudad con el dinamismo industrial de Le Havre, aunque un plan de protección del centro ha logrado aunar desarrollo “controlado” y recuperación de los tradicionales sectores urbanos. Entre los ciudadanos más ilustres de Honfleur están el compositor Eric  Satie y el pintor Eugène Boudin, “cantor” de las infinitas variaciones de luz de los cielos de Normandía.

Vieux Bassin.
En torno al Viejo Dique, excavado en la segunda mitad del siglo XVII en el corazón de la localidad, se alinean estrechas y altas casas, con fachadas de piedra o madera, vistas o recubiertas de pizarra. En un tiempo, el núcleo más antiguo de Honfleur estaba cerrado por muralla y foso. Algún resto de las antiguas fortificaciones toda vía se reconoce en la Lieutenance, sede del ayudante del gobernador, creada en 1684 al transformar la antigua puerta de Caen. La iglesia de Ste-Étienne, cuya fachada da al dique, fue erigida en 1369 y ampliada en 1432; tiene un pórtico de madera y un alto campanario revestido de madera. Alberga el Musée de la Marine, que recoge la historia de Honfleur a través de la evolución del puerto y de sus actividades marítimas. A pocos pasos está el Musée d’Ethnographie et d’Art Populaire, con obras de arte, muebles, armas, vestidos, objetos de uso cotidiano e instrumentos de trabajo, que muestran la vida y las actividades tradicionales de la región de Honfleur en los siglos XVII y XVIII.

Ste-Catherine.
Fueron los maestros carpinteros de los astilleros de Honfleur quienes construyeron, en el siglo XVI, esta iglesia, completamente de madera (menos los cimientos), con un peculiar campanario. Las investigaciones sobre la decoración parecen excluir la hipótesis de que pudiera tratarse de un edificio provisional y avalan la tesis de una decisión tomada para “ahorrar” el material pétreo, necesario para la construcción de las defensas de la ciudad. Alrededor, viejas casas de piedra, madera o ladrillo, a menudo con pequeños jardines, forman un característico barrio.

Más elegantes son las edificaciones de la rue Haute, antigua calle real que conducía a Caen; son antiguas residencias de capitanes y armadores (siglos XVII-XVIII), algunas con decoración geométrica o con símbolos marinos. La calle termina en la place Jean-de-Vienne, señalada por el faro del Hospital (1825), donde en un tiempo se levantaba el Hôtel-Dieu, hospital fundado en 1525: se conserva la capilla, compuesta por una nave del siglo XVII y un ala cuadrada que albergaba el coro de religiosos (1707).

Fuente: Guía Total Normandía y Bretaña. Anaya Touring.

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