viernes, 6 de abril de 2012

Hipódromo y Obelisco Egipcio.


El Hipódromo de Constantinopla (en turco: Sultanahmet Meydanı) fue el centro deportivo y social de Constantinopla, capital del Imperio bizantino y ciudad que en el siglo V llegó a ser la más grande del mundo. Actualmente es una plaza llamada Sultanahmet Meydanı (Plaza Sultán Ahmet) en la ciudad turca de Estambul, sobreviviendo únicamente algunos fragmentos de la estructura original.
La palabra hipódromo viene del griego hippos ('ιππος), que significa caballo, y dromos (δρομος), que significa camino. La hípica y las carreras de carros eran pasatiempos muy populares en el mundo antiguo y los hipódromos fueron bastante comunes en las ciudades griegas durante los periodos helenístico, romano y bizantino.
El hipódromo suele ser asociado a los días de gloria de Constantinopla cuando era la capital imperial, sin embargo, el monumento es anterior a esa fecha. El primer hipódromo se construyó cuando la ciudad aún se llamaba Bizancio, siendo una ciudad provincial de moderada importancia. En el año 203, el emperador Septimio Severo reconstruyó la ciudad, aumento sus murallas y la dotó de un hipódromo.
En el 324, el emperador Constantino el Grande decidió trasladar el gobierno de Roma a Bizancio, renombrando la ciudad como Nova Roma. El nombre no impresionó, por lo que comenzó a ser conocida como Constantinopla, la ciudad de Constantino. Constantino amplió en gran medida la ciudad, siendo la renovación del hipódromo uno de sus objetivos más importantes. Se estima que el hipódromo tenía cerca de 450 metros de largo y 130 metros de ancho. Tenía una capacidad de 100.000 espectadores.
La pista de carreras tenía forma de U, y el Kathisma (el palco del emperador) estaba situado en el extremo este de la pista. Al Kathisma se podía acceder directamente desde el Gran Palacio a través de un pasillo que solo el emperador y otros miembros del la familia imperial podían utilizar. Sobre las casillas del hipódromo había cuatro estatuas de caballos construidos en bronce representando una quadriga, colocadas en el extremo norte. Estos cuatro caballos de bronce, llamados actualmente Caballos de San Marcos, fueron saqueados durante la Cuarta Cruzada en 1204 y colocados en la fachada de la Basílica de San Marcos, en Venecia. La pista fue decorada con otras estatuas de bronce de caballos y aurigas famosos, de las cuales ninguna sobrevive.
Durante el periodo bizantino, el hipódromo fue el centro de la vida social de la ciudad. En las carreras de carros se apostaban grandes cantidades de dinero, y toda la ciudad se dividía entre los seguidores del equipo de los Azules (Venetii) y los de los Verdes (Prasinoi). Los otros dos equipos de carreras, los Rojos (Rousioi) y los Blancos (Leukoi), se fueron debilitando gradualmente y fueron absorbidos por los dos equipos principales. La rivalidad entre Azules y Verdes solía verse influenciada con las rivalidades políticas o religiosas, y en ocasiones los disturbios acababan en una guerra civil. Los más graves fueron los llamados disturbios de Niká ocurridos en el 532, en los cuales se dice que murieron 30.000 personas.
Tras el saqueo perpetrado durante la Cuarta Cruzada Constantinopla no se volvió a recuperar y, a pesar de que el Imperio Bizantino sobrevivió hasta el 1453, el hipódromo no se volvió a reconstruir. Los turcos otomanos, que en 1453 conquistaron la ciudad convirtiéndola en capital del Imperio otomano, no estaban interesados por las carreras por lo cual el hipódromo fue gradualmente cayendo en el olvido, aunque nunca llegó a ser destruido.
El emperador Teodosio el Grande adornó el hipódromo el 390 trayendo un obelisco desde Egipto (el obelisco de Teodosio) y lo erigiéndolo dentro de la pista. Tallado en granito rosa, fue erigido originalmente en el Templo de Karnak en Luxor alrededor del 1490 a. C., durante el reinado de Tutmosis III. Para trasladar el obelisco hasta Constantinopla, Teodosio tuvo que dividirlo en tres piezas. Solo sobrevive la parte superior, erigida actualmente en el lugar donde Teodosio la colocó, sobre un pedestal de mármol. El obelisco ha sobrevivido casi 3.500 años en condiciones asombrosamente buenas.

Fuente: Wikipedia.

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