lunes, 3 de febrero de 2020

Torre de la Campana. Xi'an. China.


En el corazón de China y bordada por el río Amarillo al este, la provincia de Shaanxi tuvo también su época de esplendor. En 1066 a.C., la dinastía Zhou del Oeste estableció su capital en Hao, cerca de la moderna Xian. Unos 850 años después, el primer emperador de China, Qin Shi Huangdi, unificó el país desde aquí. Xian se convirtió en la sede del poder político de las sucesivas dinastías imperiales, entre ellas la Han del Oeste, la Sui y la Tang, durante más de un milenio. En el siglo IX, Xian, por entonces conocida como Chang’an, se había convertido en la ciudad más grande y próspera del mundo, inundada por las riquezas que llegaban a través de la Ruta de la Seda. En el clímax de la era Tang, los más de un millón de habitantes de Xian rendía culto a sus dioses en más de un millar de templos emplazados en el interior de las vastas murallas de la ciudad.

La ciudad es rica en tesoros, desde el ejército de los guerreros de terracota, al noroeste de Xian, concebido para guardar la tumba del primer emperador de China, al Museo de Historia de Shaanxi, con un fondo de más de 3.000 piezas que abarca desde vasijas de bronce shang y shou a bisutería y arte funerario tang.

Pero Xian ofrece otros lugares de interés, entre ellos el amplio templo de los Ocho Inmortales, asociado a las leyendas taoístas, y las dos pagodas del Ganso, íntimamente relacionadas con el budismo tang. La montaña sagrada de Hua Shan, al este de Xian, estimula los músculos y el espíritu.

Xi’an, la capital de la moderna Shaanxi también lo fue de once dinastías a lo largo de 4.000 años, entre ellas la Han del Oeste, Qin, Wei del Oeste, Zhou del Norte, Sui y Tang. Los chinos remontan su origen al tiempo del mítico emperador Amarillo, que hizo de Xianyang su capital (2200-1700 a.C.). Xian alcanzó su apogeo bajo la dinastía Tang, cuando su emplazamiento en el extremo oriental de la Ruta de la Seda la transformó en una metrópoli que congregaba a mercaderes extranjeros y a otras religiones, como el cristianismo nestoriano, islam, zoroastrismo, maniqueísmo y budismo. La ciudad ofrece espléndidos monumentos y un próspero sector turístico.

Torre de la Campana.

La enorme torre de la Campana, con su inconfundible triple cubierta de color verde, se eleva en el cruce de las cuatro arterias principales de Xian, en pleno centro.
Esta estructura de madera erigida sobre una plataforma de ladrillo se construyó por primera vez en 1384 a dos manzanas de aquí, pero se reubicó en su emplazamiento actual en 1582. En 1739 fue restaurada. La torre, que tenía una gran campana de bronce que se tañía cada mañana, alberga una colección de campanas, carillones e instrumentos musicales. El balcón que recorre el exterior brinda buenas vistas de las calles principales.














Torre de la Campana, desde la Torre del Tambor.

Torre de la Campana, desde la Torre del Tambor.

Torre de la Campana, desde la Torre del Tambor.
 



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